Hoy, en jornada de reflexión, Antonio Burgos desde su espacio en ABC de Sevilla cuenta que “Estos del PP son tan torpes que han
programado un calendario electoral perfecto para que de aquí a las generales
los vayan echando de todos los sitios en plan cordón sanitario y Pacto del
Tinell, y se vaya cimentando el Frente Popular, que es la máxima amenaza
para España en esta grave hora. No se olvide que la II República vino con
unas elecciones municipales...”. Y yo añado que, también, por unas municipales
salió Alfonso XIII hacia Cartagena
camino del exilio. A Antonio Burgos debo recordarle que “cuando Alfonso XIII
desembarcó en Marsella –como recuerda Pilar
Eyre- en el muelle tan solo lo esperaba el embajador Quiñones de León, que le dijo que la reina iría directamente a
París. Un taxi lo condujo al hotel, pero don Alfonso prefirió pasar esa noche
en Hotel de París, de Montecarlo, en
cuyo bar lo fotografiaron los periodistas franceses degustando el cóctel Alfonso XIII que ha inventado el barman Emile y la composición del brebaje era ginebra,
dubonet y un chorrito de angostura”. Con el tiempo, aquel exrey “se convirtió
en un nómada de lujo, dedicado a deambular por París, Roma, la Riviera, Cannes, los cotos
de caza europeos, el Hotel Semíramis
de Egipto o Deauville, en cuyo casino jugaba a le chemin de fer cuya apuesta mínima eran 80 libras. Era una figura
decadente y patética, con los ojos tristes de todos los desterrados”. En los
diarios de Niceto Alcalá Zamora, perdidos durante 70
años, al hacer referencia al golpe de Miguel
Primo de Rivera de 1923, éste ve un culpable de aquella interrupción
constitucional: “Fue el monarca quien concilió y acarició el plan, contando
siempre con utilizar el Ejército, su debilidad y su temor, pero sin pensar en
Primo de Rivera como caudillo. El rey vio al final a Primo de Rivera como un elemento
indispensable por su mando sobre la inquieta guarnición de Barcelona y su
carácter ambicioso”. El resto ya es sabido por todos. Agradezco a Burgos que
recuerde a los lectores de ese diario que la
II República vino con unas elecciones
municipales. Y yo, desde mi modesto blog,
aprovecho para recordar a ese articulista que la
II República supuso una bocanada de viento
fresco, que terminó cuando un grupúsculo
de militares africanistas apoyados por un ramillete de burgueses de mierda
mandó cerrar la ventana mediante un golpe de Estado y una posterior guerra
civil entre hermanos que todos tenemos todavía muy presente. Si las coaliciones
de la izquierda de hoy formasen un nuevo Frente Popular que luchase contra la
presunta corrupción política instalada como por ósmosis en determinadas
instituciones del Estado, bienvenido sea. El bipartidismo, como ha quedado
patente, sólo beneficia a aquellos que tienen la vida resuelta a costa de meter
mano en la caja común y de crear pobreza. Es bueno aprender de los fracasos. No
se puede ni se debe arruinar a un pueblo a costa de un gobierno, como el
Gobierno que preside Mariano Rajoy,
que ha hecho del despilfarro público doctrina y de los recortes sociales su extravagante victoria.
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