Si bien en las tierras zamoranas de Fuentesaúco se cultivan
los mejores garbanzos españoles, a pesar que Camilo José Cela, en “Judíos,
moros y cristianos”, los refiriese a
Fuentesaúco de Fuentidueña, en la provincia de Segovia, quizás por un
despiste comprensible, me entero de que los garbanzos más duros son los
sembrados y recogidos en Alconchel de Ariza, que podrían incluso superar a los
mejicanos, que ya es decir. Y de eso sabemos mucho los españoles, tan
aficionados al cocido madrileño; que, como dijera Gregorio
Marañón, “salvó más vidas que la penicilina”. Eso, así como otras muchas
cuestiones de gran interés cultural, viene a cuento con un libro que estoy
leyendo: “La cultura popular de la Comunidad de Calatayud”,
tomo II, de José Ángel Urzay Barrios,
editado en 2006 por el Centro de Estudios Bilbilitanos, dependiente de la Institución Fernando
el Católico. Pues bien, de ese segundo tomo quiero extraer algunas cosas que me
han sorprendido muy gratamente y que desconocía. Por ejemplo, ignoraba que en
Alhama de Aragón hubo tres cementerios: el de la carretera de Godojos, que era
el cementerio civil de la comarca. En la actualidad está completamente
abandonado aunque permanecen firmes sus tres cipreses. Sólo se conserva una
lápida, donde puede leerse: “Don
Francisco Tarodo Cabrejas falleció el 2 de diciembre de 1928 a los 47 años de edad.
DEP. Tu esposa que no te olvida te dedica este recuerdo”. (A propósito de
ese cementerio civil, recomiendo la lectura de “Revista Cultural de Alhama de Aragón”, verano 2012, pp. 10-18, “La masonería del XIX en Alhama de Aragón”,
escrito por Antonio J.Traid). En el
otro lado de la carretera se encuentra el cementerio católico y subiendo por el
barranco de Valdeviñas, entre La
Serratilla y La
Muela, está el cementerio viejo, “en una de cuyas tumbas
–escribe Urzay, vive una enorme culebra que se come a los niños malos”. Es un
cementerio derruido y lleno de maleza. En otro apartado del libro de Urzay, en
Godojos, entre otras dedicaciones, se celebraba el día de san Lamberto, cada 19
de junio, por parte de la
Cofradía de los Pobres. “Ponían vino para todos y traían
gaiteros de Ibdes para bailar en la plaza”. San Lorenza, 10 de agosto, era
Fiesta de los Ricos auspiciada por la cofradía de la Minerva, a la que pertenecía
la familia de los Castejones.
También había fiesta con los mismos gaiteros y se obsequiaba con vino. De
Villafeliche se cuenta que fue antes de la Guerra Civil el pueblo más
próspero de la comarca por la pólvora. Hubo tres cafés, cuatro cantinas, un
casino, tres barberos, tres tiendas, dos confiteros, dos posadas, dos ventas: la Venta de don Miguel y la Venta del tío Franco, etc.
En suma, libro interesante cuya lectura recomiendo.
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