Hay ciudadanos que afirman que el partido político que gana
las elecciones municipales gana las generales. No entiendo la relación directa
entre una cosa y la otra, pero así lo conciben algunos observadores, que son
como los misarios que llevan tiempo sacudiendo las campanas con el toque del
tentenublo. Para aquel que no lo sepa, era costumbre en Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, León y en parte de
Aragón efectuar dicho repique para disipar las tormentas y el granizo antes de
la recogida de las cosechas, acompañado de rezos a santa Bárbara y diversas letanías: “Tente nublo, tente en ti, no te caigas sobre mi, guarda el pan, guarda
el vino, guarda los campos, que están floridos”. En la actualidad tal costumbre sólo permanece
viva en Los Arcos, en la merindad de Estella, donde de mayo a septiembre
voltean las campanas con ese toque de dos, una de ellas en el campanario de la
iglesia de Santa María. La otra, en el campanario del monasterio de Irache. La
villa de Los Arcos no siempre perteneció a Navarra, ya que fue incorporada a
Castilla junto a otros cuatro pueblos en 1463 aunque sin perder los fueros, por
sentencia arbitral del rey francés Luis
XI (dadas las diferencias entre Juan II de Navarra (y Aragón) y Enrique IV de Castilla, el rey de la displasia
eunuconoide, según Gregorio Marañón, hijo de Juan II de Castilla y hermanastro de Isabel la Católica). Y no
volvió a incorporarse a Navarra hasta
1753. Pues bien, aquí aparecen ahora en escena Ciudadanos, que es como
el Plan B para un PP en el que tiene
puestas todas sus complacencias y que no las tiene todas consigo a la hora de
gobernar en determinados ayuntamientos y comunidades autónomas; y un Podemos
agazapado en las municipales en un montón de siglas por marear la perdiz. En
Aragón, por ejemplo, Zaragoza en común,
en unión con IU. Ya vendrá el Pentecostés,
ese “quincuagésimo día” con las
generales, las lenguas de fuego sobre las cabezas, la fiesta el cordero, y el Espíritu Santo en forma de gaviota,
perdón, de charrán, para dar gracias a
los ciudadanos por los votos cosechados, y el periodo litúrgico de los Dos
Grandes para formar gobierno, ya veremos, tras engrasar las charnelas de su
posibles socios con oro, incienso y mirra. Decía González, cuando González representaba la esperanza de un pueblo
que intentaba sacar la cabeza de la fosa séptica fascista, que “no importa el
color del gato, sino que cace ratones”. La frase no era de él sino de Deng Xiaoping, que la pronunció en
1960. UCD se pulverizó por sus luchas internas y ahora otros partidos llevan el
mismo camino. Saldremos de dudas antes de que acabe el año. Tiempo le pido al
tiempo…
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