Resulta asombroso saber que el Eccehomo de Borja ya forma de alguna manera parte de la Marca España, con la opera Behold the man que se
estrenará en la primavera de 2016 en Boulder (Colorado). Cecilia Giménez Zueco, es la
octogenaria autora de la “restauración” de un pequeño mural que Elías García Martínez, profesor de la Escuela de Artes y Oficios
de Zaragoza, había plasmado en el interior del Santuario de la Misericordia de Borja
durante unas vacaciones en el verano de 1930 y donde ese profesor se inspiró en
el “Ecce Homo” de Guido Reni, perteneciente a la Escuela Boloñesa.
Cecilia Giménez, pensaba hacer un trampantojo de acentuado realismo y le salió,
para unos, una cara como las de Belmez de la Moraleda; para otros, el
retrato de Paquirrín. El caso es que
Andrew Flack leyó la noticia, vino a
Borja a conocer a Cecilia, más tarde se
puso en contacto con el compositor Paul
Fowler y el resultado de la unión de ambos genios se verá dentro de pocos
meses. Por lo que se conoce, según se relata en El Periódico de Aragón, “la primera escena de esta ópera se
desarrolla en una iglesia, en la que aparece Cecilia Giménez, una mujer
católica y muy creyente, que revela a Beatriz,
su hermana, que se le ha aparecido en un sueño Dios y le ha pedido que restaure
el eccehomo de la iglesia. Su
hermana, por su parte, se muestra preocupada y escéptica ante tal cometido. En
la segunda escena de la ópera, aparece el alcalde de Borja y otros vecinos del
pueblo que hablan de la crisis económica que azota al país y también a Borja y
comienzan a analizar estrategias para atraer turistas al pueblo, entre ellas la
restauración de este fresco. A partir de ahí, se entremezclan actores y
situaciones hasta concluir con el eccehomo como fenómeno de masas”. La ópera Behold the man promete. Ya veremos…
viernes, 31 de julio de 2015
jueves, 30 de julio de 2015
No parece lo más adecuado
San Cristóbal circundan la ciudad de Vitoria, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz ha participado hoy jueves en la toma de posesión del general de brigada Félix Jesús Blázquez González como nuevo jefe de la XI Zona de la Guardia Civil en el País Vasco. La noticia en sí no es de mayor trascendencia. Que un tal Blázquez, natural de Villadiego, se ocupe de mantener el orden público y de la persecución de malhechores en esa Comunidad de España “con rigurosidad y sin complejos”, como ha señalado el ministro, nos deja a todos mucho más tranquilos. Tras el acto de toma de posesión, Fernández Díaz, “en respuesta a preguntas de periodistas, -según cuenta Diario de Navarra- se ha referido a la denuncia presentada por el Observatorio Contra la Corrupción sobre el pago, por parte de un club de alterne, de los gastos de la celebración de la festividad de la patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar, en el cuartel de Tudela”. Se debería haber dicho el nombre concreto de ese club de alterne, por disipar dudas sobre los responsables de ese negocio tudelano a los que desde aquí concedo presunción de inocencia, si tenemos en cuenta que a finales de junio pasado hubo redadas (policiales y del Fisco) en muchas ciudades españolas dentro de la Operación Pompeya, también en Tudela (Navarra), ordenadas por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, donde hubo 56 detenidos al descubrirse en esas batidas un fraude fiscal superior a los 150 millones de euros por blanqueo de capitales. “Las primeras investigaciones -según contaba hace un mes ABC de Madrid- apuntaban a determinados prostíbulos, que contaban con sociedades específicas para evitar el pago de impuestos por determinados servicios, como alquileres de habitaciones o bar de copas. Y una empresa radicada en San Sebastián les facilitaba los TPV (Terminal Punto de Venta) para cobrar a los clientes con tarjeta y que en el banco no constara el nombre del club sino el de esa empresa. La operación se está desarrollando en Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco, Navarra, Murcia y Madrid”. (Leído en el diario ABC de Madrid con fecha 29.06.15). El ministro, como suele ser habitual en estos casos, a señalado a los periodistas que “conoció el asunto a través de la prensa”; y que, si se ha producido, “no parece lo más adecuado”. Hombre, pues no.
El ocaso del "juancarlismo"
Cuenta Jaime Peñafiel en República
de las Ideas que “sabíamos que España era una Monarquía sin monárquicos.
Con millones de juancarlistas. Pero
no sabíamos que la
Institución tenía tantos enemigos y tantos detractores”.Lo que
sucede, a mi entender, es que Juan
Carlos de Borbón ya no es el jefe del Estado y tampoco se le echa de menos.
No existe el “efecto Colau”, como algunos periodistas señalan. Lo que sucede es que la Monarquía en democracia
queda como fuera de lugar, como algo de otro tiempo. La sucesión de padre a
hijo, o a hija, es de difícil digestión entre la ciudadanía cuando el país en
cuestión, en este caso España, tiene a juicio de la Historia un mal recuerdo
de casi todos los Borbones
anteriores. Juan Prim, que era
hombre inteligente, dijo aquello de “los
Borbones nunca más”, al poco de partir por la Estación de Atocha camino
del exilio Isabel II. Sin embargo,
en 1874 ya teníamos la
Restauración en la persona de su hijo Alfonso XII, el “Puigmoltejo”. Sólo habían pasado siete años. Y entre la
salida de la madre y el reinado de su hijo
hubo un Gobierno Provisional, el reinado de Amadeo de Saboya y la Primera
República que terminó con el golpe de Estado del general Pavía. Más tarde, un segundo periodo de
gobiernos provisionales y, finalmente, el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto que traería
al nuevo rey y desplazando a Serrano,
hasta entonces jefe del Estado. Alfonso II murió de tuberculosis el 25 de
noviembre de 1885 en el Palacio de El Pardo. Casualmente el mismo día que murió
Serrano. Su hijo póstumo, Alfonso XIII,
tuvo que tomar las de Villadiego en 1931. Llegó la Segunda República,
el golpe de Estado y la
Guerra Civil. Después, Franco
durante casi cuarenta años y el nombramiento de
Juan Carlos a título de rey por
deseo de ese general, que dijo tenerlo todo “atado
y bien atado”. Franco se había pasado por el “arco del triunfo” los
supuestos derechos históricos de Juan de
Borbón, al que odiaba casi tanto como a la Masonería. La Constitución del
78, aprobada por la mayoría de los españoles, incluía la figura de Juan Carlos
como titular de una Monarquía Parlamentaria donde la soberanía residía en el
pueblo. Es decir, que el rey reinaba pero no gobernaba.Y así hasta el 19 de
junio de 2014, cuando abdicó Juan Carlos
I tras haber bajado casi hasta el suelo el nivel de confianza de los
españoles según todas las encuestas.
Pero ya antes había comenzado el ocaso del “juancarlismo”. Le sucedió su hijo Felipe tras la aprobación de la
Ley Orgánica 3/2014, de 18 de junio, como
establece el artículo 57.5 de la Constitución
Española, que contó en el Congreso de los Diputados con 299
votos a favor,19 en contra y 23 abstenciones. Los votos del Senado (que no
sirve para nada útil) tuvieron un amplio respaldo que no merece la pena
desglosar. Según Charles Powell, “tras la
muerte de Franco, por un lado, la
oposición antifranquista sólo aceptaba la Monarquía en la medida en que ésta contribuyese a
traer la democracia y demostrase ser compatible con ella. Al mismo tiempo, los
sectores de la sociedad más reacios al cambio (la derechona más recalcitrante)
sólo aceptarían la democracia si era compatible con la Monarquía. Esta
doble tarea llevaba implícita una cierta contradicción y dicha ambigüedad fue
la que hizo posible el intento de golpe de Estado del 23-F. Pero aquel régimen salido de la Transición se iba al
garete a pasos agigantados desde que –como relataba en el diario Huelva Alejandro Martín- “apoyado en unas muletas, con chaqueta azul
oscuro y corbata roja, el Rey pide disculpas por primera vez a los españoles
desde un pasillo del Hospital San José de Madrid. Es el 18 de abril de 2012. La
prima de riesgo está desbocada y España se encuentra al borde del rescate pese
a los durísimos recortes que acaba de acometer el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy. Millones de españoles se
debaten entre el paro y el miedo a ser despedidos. Y su monarca acaba de ser
intervenido por una fractura de cadera sufrida durante una cacería de elefantes
en Botsuana cuando estaba acompañado por una amiga, Corinna Zu-Sayn Wittgenstein”. En la actualidad, Juan Carlos de
Borbón y Sofía de Grecia, uno por
cada lado, mantienen con carácter honorífico y de forma vitalicia el título de
reyes, y reciben tratamiento de majestad. Pues nada, que les vaya bonito.
martes, 28 de julio de 2015
Antonio Galván Porras
Antonio Galván Porras
es, además de maestro, alcalde de
Calzadilla de los Barros, en la provincia de Badajoz. Y el Ayuntamiento que
Galván preside aprobó el pasado martes pedir en depósito el busto de Juan Carlos I, recientemente retirado del Salón de Plenos
del Ayuntamiento de Barcelona. Me parece muy bien esa moción municipal promovida por el alcalde del
PP de un pueblo de 848 habitantes. Lo que no termino de entender es que Galván
haya dicho –y así lo cuenta El País-
que “esa decisión de la alcaldesa de Barcelona es un torpedo contra la
convivencia en España”. Lo que debería saber ese alcalde rural es que los
verdaderos torpedos a España son los derivados de la corrupción existente en su
partido: verbigracia, la Gürtel o la Púnica.
Tampoco es admisible que en el escrito de la moción se plasme
que “la retirada del busto representa una actuación arbitraria, antidemocrática
y en contra de principios, leyes y de la propia Constitución Española”. La Hermandad Nacional Monárquica de España, que representa a
cuatro gatos, también ha dado su apoyo a esa decisión de Galván. En un arrebato
de “romance de valentía/ escrito con luna
blanca” Galván ha dicho que “si Ada
Colau acepta nuestra petición, iré yo mismo en mi coche a recoger el busto
de Juan Carlos; no tendría que mandarlo por mensajería”. Lo que no cuenta es si
también pondrá la gasolina de su bolsillo. Galván, que además de alcalde, es
senador por Badajoz y miembro de la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE,
debería centrarse más en el control de esa “caja de mierda” que es hoy la
televisión pública, convertida en aparato de propaganda al servicio de la
derechona. Galván debería saber, también, que la retirada del busto del
anterior jefe del Estado no es un acto antidemocrático, ni una actuación
arbitraria ni va en contra de los principios de todas esas cosas que él cuenta.
Juan Carlos de Borbón ya no representa ni al Estado ni a los españoles. Por esa
razón, su busto está de más en cualquier salón de plenos serio. El busto de
Juan Carlos tampoco es el crucifijo, que también sobraría en el salón de plenos
de un Estado no confesional, como es el nuestro. Galván, por último, debería
tomarse una taza de tila en desayuno, comida y cena por ver si se calma. No considero
necesario que deba montarse a lomos del caballo de un vecino de Calzadilla de los Barros (como hizo Pavía en su famosa charlotada) con su
segundo apellido en la mano por ver de asustar a quiénes no piensan como él. Berrugón,
Morico, Tuerto o Boticario, que son cuatro de los nueve
cabezudos que posee la
Inmortal Ciudad de Zaragoza, también sobrecogen a los niños
cuando los sacan de paseo. Pero no pasa nada. No sé si me explico. No sé si me
entiende.
Elogio de Juan Simarro
Ahora que acaba de cerrar el Café Comercial de la madrileña Glorieta de Bilbao, propiedad de Isabel Sarracató e Isabel Contreras, se ha dicho de todo y algunos periodistas hasta
han relacionado ese café, ahora finado de muerte repentina, con el que aparece
plasmado en La Colmena, de Camilo
José Cela. La realidad es que Cela tomó de inspiración otro café situado en
la misma glorieta, el Café Europeo,
que se encontraba en el número 1 esquina a la calle Carranza. No sólo se mueren
las personas, también los puntos de encuentro. “No perdamos la perspectiva, yo
ya estoy harta de decirlo, es lo único importante. Doña Rosa va y viene por entre las mesas del Café, tropezando a los
clientes con su tremendo trasero”. Así comienza la novela de Cela ambientada en
tres o cuatro días de 1943, con seis capítulos y un epílogo, editada en Buenos
Aires en 1951 y que no pudo editar en España hasta 1955 debido a la censura de
la época: “¡Ja, ja! Los pueblos del cinturón. ¡Qué chistoso! ¡Los pueblos del
cinturón!”. Así terminan sus 122 páginas una vez descontados sus “notas” a las primera, segunda, tercera
y cuarta ediciones y a su “última
recapitulación”, fechada en Palma de Mallorca el 2 de junio de 1963. Pero,
a lo que iba. El Café Europeo se
llamó con ese rótulo en 1898. Antes había sido el Café Nueva York. Y como bien recuerda M.R.Giménez, “acogía numerosas tertulias entre sus divanes de
peluche rojo y sus grandes espejos, tenía mostrador en el centro y al fondo una
escalera de caracol que daba acceso a los lavabos y a otras salas superiores.
Se trataba e un café de barrio, de los llamados ‘de asiento’, no demasiado
lleno por las mañanas, algo más ocupado por las tardes y abarrotado de público
durante las noches y las madrugadas”. Perdió clientela finalizada la Guerra Civil, hasta desaparecer
en 1949. Por allí pasaron personajes ilustres: Sánchez Mazas, González-Ruano,
Alfredo Marqueríe, Víctor de la Serna y hasta José Antonio Primo de Rivera. Y por
allí pasó, también, un personaje pintoresco que termino por pasar a formar
parte del paisaje urbano de mesas de café, humo de cigarros y tertulias
variopintas. Me refiero a Juan Simarro González, más conocido
como el “ciego Simarro”. Se ganaba
la vida pidiendo limosna en 1910 muy cerca de la iglesia de las Calatravas. Siempre
vestía de levita y chistera. En 1911 fue juzgado por delito de estafa (¡por
valor de 1’55 pesetas!), importe de un desayuno y dos panecillos que había
consumido en el Café Europeo y que
había dejado de abonar el 25 de julio de 1909. Alegó ante el juez que “nadie
tiene obligación de morirse de hambre”. El 22 de septiembre de 1910 es detenido
nuevamente y acusado de delito de lesa majestad, mientras tocaba la guitarra
junto a las Calatravas. Llevaba un cartel al cuello que, a juicio de las
autoridades, injuriaba a Alfonso XIII.
Alegó en el juicio: “Escribí el cartel con injurias al rey porque deseaba
llamar la atención al público para que me votaran en las próximas elecciones”. Pero
lo cierto era que la frase de aquel cartel estaba extraída de un discurso de Donoso Cortés, fallecido en París en
1853. El ministerio fiscal pidió para él ocho años de prisión mayor, 1.500
pesetas de multa y la incautación del taburete y de la guitarra. El 23 de julio
de 1912 salió de la Cárcel Modelo de
Madrid, conmutada la pena por la de
destierro. No volvió por Madrid. Consta que apareció en 1914 por Tortosa
arengando y echando pestes de la guerra de Marruecos y que en 1916 se le hizo
una entrevista donde dijo, entre otras cosas, que “España es un país de
egoístas”. En 1924 se estableció en Barcelona viviendo de la caridad que los
suscriptores de La Vanguardia donaban
para repartir entre los pobres. Hay una lista de menesterosos beneficiados en
los que aparece su nombre. En 1933 dejó su nombre de aparecer en esas listas. Mariano de Cavia había dicho sobre
Simarro que era “el hombre más consecuentemente enchisterado que hay en los
Madriles”. Debió fallecer por aquel año. Estoy seguro que Simarro hubiera
podido dar buen juego en La
Colmena, al igual que lo dieron los otros 296 personajes que
asoman con mejor o peor fortuna en la divertida obra literaria.
"¿Alguien ha matado a alguien?"
Puede que nadie con poder bastante se haya planteado, como
afirma Jorge Fernández Díaz,
suspender la autonomía de Cataluña. Entonces, ¿a qué viene airear un día sí y
otro también el artículo 155 de la Constitución como si fuera el Pendón de Castilla?
Esto es como en el chiste de Miguel Gila,
“¿alguien ha matado a alguien?”. Es decir, el ministro del Interior cuenta que
“nadie se ha planteado suspender esa Autonomía, pero añade a renglón seguido
que ese artículo constitucional “está vigente” y recuerda que “la Generalitat es una
institución del Estado”. Verde y con asas. Ese ministro es el mismo que dijo
hace unos días que “Guardiola jugó
en la Selección Española
por dinero”. Hombre, todos lo dábamos por supuesto, como Casillas, Iniesta, Diego Costa, Llorente… También
el ministro se mueve por dinero, despacho, coche oficial, escoltas y demás
guindaleras. ¿O es que acude todos los días a Castellana, 5 por amor al arte?
Vamos, ni él ni los anteriores ministros del ramo: Antonio Camacho, Alfredo Pérez
Rubalcaba, José Antonio Alonso, Ángel Acebes, Mariano Rajoy y Jaime Mayor
Oreja, por ese orden. Hay ministros del actual Gobierno que pasan
desapercibidos desde su nombramiento hasta su cese; otros, que fomentan quizás
sin pretenderlo la furia ciudadana; los menos, juegan al despiste; y alguno de
ellos produce carcajeo con sus declaraciones extemporáneas. No citaré nombres,
que se me antoja de mala educación. Estoy convencido de que el ministro del
Interior aplaude con las orejas el recorte de derechos y libertades contemplado en la Ley de Seguridad Ciudadana. Como recordaba
Pérez Rubalcaba ayer en El País, “una
ley innecesaria, porque en España las fuerzas de seguridad tenían instrumentos
para, de forma inteligente y proporcionada, como saben hacerlo, afrontar los
excesos, escasos por lo demás, derivados de un mal uso del derecho de
manifestación. Una vez más, una ley dictada desde la ideología más
conservadora, que cuando se oyen algunas voces del PP nos retrotrae a los
tiempos del Orden Público”. “Los ingredientes de la campaña del PP –sigue
escribiendo Pérez Rubalcaba- están sobre la mesa: los cantos a la recuperación
y el discurso del miedo. Un miedo que busca movilizar a su electorado más que
hacer mella en un electorado socialista, que si algo reprocha al PSOE es su
moderación durante esta crisis. Más allá de la influencia de los sangrantes
casos de la corrupción congénita del PP, y de su parálisis política, sostengo
que sus dificultades electorales nacen, por supuesto, de su manera de abordar
la crisis que está dejando dolorosas secuelas, desigualdad y pobreza. Pero,
también, de la utilización de esa crisis como excusa para hacer otros ajustes:
los ideológicos. La crisis como coartada para hacer lo que el PP probablemente
siempre quiso hacer y nunca se atrevió ni tan siquiera a explicitar. Esos
retrocesos sí que producen miedo a los españoles”.
lunes, 27 de julio de 2015
Adorar al santo por la peana
El artículo de David
Jiménez de hoy en El Mundo debe
hacernos reflexionar a todos los ciudadanos, pero también a los componentes del
Consejo de Ministros. Su trabajo “No es
país para leyes” da en el centro de la diana cuando afirma que “atar en
corto a los jueces ha sido desde entonces [desde que Alfonso Guerra parece ser que dijera ‘Montesquieu ha muerto’] la determinación, entre otros, de Mariano
Rajoy, que cuando hace dos años tuvo que elegir entre cumplir su
compromiso electoral de reforzar la independencia de la justicia o debilitarla
en beneficio de su partido, optó por lo segundo”. También pega en la diana
cuando escribe que “la Púnica,
demuestran que la España
del pelotazo sigue gozando de inmejorable salud” y cuando afirma que “España ha
entrado en una especie de viejo oeste legislativo donde cada cacique local,
provincial o regional decide qué leyes son de su suficiente agrado como para
molestarse en aplicarlas: Artur Mas cree que es él y no la
justicia quien debe decidir cuántas horas de castellano reciben los estudiantes
catalanes; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se mofa de la
norma que obliga a decorar el consistorio con una imagen de Felipe VI
–‘no encontraba’ un retrato para sustituir al guillotinado Juan
Carlos I- y una decena de autonomías han anunciado que no aplicarán la Ley
Orgánica para la
mejora de la Calidad
Educativa (Lomce)”. Pero llegados a este punto, debo
hacer una precisión: al anterior jefe del Estado nadie le ha guillotinado. Su
busto en bronce, que presidía la
Sala de Plenos del Consistorio barcelonés, ha sido colocado
en una caja de cartón con mucho cuidado y quitado de allí, puesto que el rey
emérito, por mucho que se le siga llamando rey, ya no representa a los
españoles. Si acaso, a los hosteleros que aparecen en la Guía
Michelín.Y el retrato de Felipe VI, que miembros del PP
intentaron colocar apoyado en el lienzo de Francisco
Masriera, a punto estuvo de hacer un destrozo de padre y muy señor mío en
esa obra maestra del genial pintor. ¿Sabrán esos sansirolés quién fue Masriera?
Si por ley hay que colocar un retrato real en la Sala de Plenos, que se ponga,
pero con el debido cuidado. Pero recuerdo a David Jiménez que sólo es de ley
colocar un cuadro en cada edificio oficial, en el sitio que sea. El retrato del
Rey merece respeto, pero tampoco es la custodia del Altar Mayor de la Catedral de Lugo. Y a la derechona, que de
repente se ha vuelto más monárquica que el Espadón
de Loja, le diría que nunca se debe adorar al santo por la peana por mucho
que en esa basa se encuentre el cepillo de las limosnas.
domingo, 26 de julio de 2015
Símbolos
A nadie que yo sepa le gusta que le toquen los símbolos,
que cambian con los tiempos. Así recogía ayer Alfons Ribera, en la sección “Revista
de prensa” del El Periódico de Cataluña, lo siguiente: “El gesto simple y lógico
de Colau de retirar un busto de Juan Carlos I
del Ayuntamiento de Barcelona, porque ese señor ya no representa nada en este
país, ha levantado ampollas en la derecha mediática y política. Incluso los que
más atizaron al exmonarca durante los últimos años de su mandato por sus
extravagancias, errores de bulto y millonarias cuentas privadas son ahora los
primeros en rasgarse las vestiduras por tamaña afrenta”. También en Zaragoza se
ha montado la de Dios es Cristo por el deseo del Ayuntamiento, que preside Pedro Santisteve, de cambiar el actual
nombre de Pabellón Príncipe Felipe
por el de Pabellón José Luis Abós,
que fuera entrenador del CAI antes de que un cáncer lo fulminase en poco tiempo.
Pero, ¿de dónde ha salido tanto monárquico de última hora? No lo entiendo.
Sigue escribiendo Alfons Ribera que “tanto la representatividad como los
méritos varían” (…) “De ahí que muchas calles Generalísimo Franco respondan hoy a Constitución o
Libertad. Y de ahí también que la aparición de gobiernos municipales y
autonómicos de izquierdas se corresponda con sensibilidades diferentes a la
hora de mover esa simbología, como pasará con los nombres de las calles de
Barcelona y Madrid, de las que desaparecerán, por suerte, referencias al
franquismo, a los vencedores de la guerra civil y a personajes impresentables,
como por ejemplo la reina Isabel II, su abominable padre o su
geniuda madre, cuyo segundo marido inauguró oficialmente el urdangarinismo y la
corrupción desenfrenada”. Los fetiches, como los símbolos, son absolutamente
inútiles para el Estado. Se necesitan mejores hospitales, una óptima educación
pública, gasto de dinero en investigación y desarrollo… Y esas cosas sólo se
consiguen con una excelente Sanidad Pública, con unas modernas escuelas y
universidades también públicas, y con un
tejido empresarial serio y competente. La tradición nunca debe servir de excusa
para entronizar imágenes de deidades o símbolos monárquicos. La libertad y la
igualdad deben primar en una democracia que se precie de serlo. Digámoslo
claro: los símbolos nunca son inocuos ni inocentes, especialmente cuando están
ubicado en lugares de poder por una
razón de peso: adoctrinan. Seguro que en Suecia o Reino Unido nadie se plantea
quitar símbolos monárquicos. Pero el caso español es distinto. Del trágala del
franquismo y de la posterior represión contra media España con la aquiescencia
de los obispos pasamos al trágala de un sucesor a título de rey puesto a dedo
por uno de los máximos responsables de un golpe de Estado y de una posterior
guerra civil contra la
Segunda República legalmente constituida en 1931.En España
nunca se planteó la forma de Estado en las Cortes Constituyentes. Había
demasiado miedo. Y hay cosas que difícilmente se arreglan con el paso del
tiempo.
sábado, 25 de julio de 2015
El agujero de Rudi
El nuevo Gobierno de Aragón, que preside el socialista Javier Lambán, ya ha detectado un
agujero de 570 millones de euros, de los que 351 pertenecen a la consejería de
Sanidad, y de ellos, 50 a nóminas. De la misma
manera, en Educación existe otro agujero, también correspondiente a nóminas de
otros 50 millones. Y espera… Ahora se entienden las prisas de Luisa Fernanda Rudi en su deseo de
vender inmuebles con urgencia. Hace apenas una semana, Rudi se entrevistaba en
Calatayud con 60 alcaldes de toda la provincia de Zaragoza y les decía que
“para las elecciones generales tenemos que recuperar a quienes confiaron alguna
vez en nosotros y demostrarles que pueden volver a hacerlo”. Y para mayor
abundamiento, la expresidenta incidió en que el esfuerzo compartido “no puede ser malbaratado y dejado en manos
del populismo”. Pues bien, visto lo visto, Rudi debería ser más humilde. Y
ahora la tenemos “expuesta” en el Senado, esa Cámara Alta que se pretende con
la boca pequeña sirva de control de las autonomías. El Senado es en la
actualidad, como lo ha sido siempre, un “cementerio de elefantes” para
políticos amortizados. Y Rudi está más amortizada en política que el conde de Romanones. A Fernando Gimeno, consejero de
Hacienda, le queda mucho trabajo por
hacer. Ese abogado laboralista pasó de
ser vicealcalde con Belloch a tener
que cumplir en la Diputación General
de Aragón con el objetivo de déficit marcado por Montoro
con escaso margen de maniobra. Luis Fernanda Rudi debería dejar de hacer bolos,
o sea, rondas de contactos, y marcharse a su casa a hacer a croché muñecos
antropomorfos, o a probarse peinetas para poder lucirlas en octubre en el
Rosario de Cristal. La política no es lo suyo.
Dignidad
Confiar en que el turismo extranjero siga llegando a
nuestras playas para crear nuevos puestos de trabajo de camareros y mozos de
hotel es arriesgado. Basta con que cambien los gustos, que se produzcan actos
terroristas, o que los turistas se marchen escaldados por los abusos hosteleros para que los datos que
ahora nos ofrece pomposamente Mariano Rajoy se troquen en angustiosa
desazón. Dicen las estadísticas que Orense sigue a la cola en tasas de
actividad. Tiene su explicación: el oficio de afilador y paragüero está en su
crepúsculo. Es una broma. En España se da la paradoja de que baja el desempleo y baja a la
vez el número de empleados. La razón es que en este país hay ahora casi 500.000 personas menos que cuando
consiguió mayoría absoluta el PP el 20 de diciembre de 2011; y, además, posteriormente
se modificaron los criterios (a beneficio de inventario propagandístico de la
derechona) para que alguien pudiese ser considerado trabajador en activo. Pero
los datos en el segundo trimestre de 2015 de la EPA
señalan que existe una tasa de actividad del 59’79% y una tasa de paro del 22’37%
en esa clasificación de ocupados,
activos, parados e inactivos. Lo que sucede es que en este país habría que
distinguir de forma diáfana la diferencia existente entre el parado y el
inactivo. Los parados (activos) no tienen trabajo, están en edad de trabajar y
lo buscan. Los inactivos, en cambio, son aquellos individuos que no buscan
trabajo por la sencilla razón de que no quieren trabajar. Es decir, que por más
que nos empeñemos en reducir las cifras de desempleo, siempre existirá una
población (posiblemente cercana al 6 %) que no está dispuesta a dar un palo al
agua. Y decía individuos porque no es
lo mismo ser persona que individuo, sino persona que sujeto responsable. Pretender
vivir del Estado de forma parasitaria a
base de subsidios y prestaciones no contributivas, comedores sociales, Cáritas,
etc, estando en edad de trabajar siempre va en detrimento de la dignidad de la
persona. Pero el Estado, consciente de que no puede situarse por encima de la
dignidad humana ni usurparla, por muy irresponsable que sea el individuo en
cuestión, tiene regulados unos mecanismos para casos de necesidad acuciante y
su deber es aplicarlos. Esa es una de las bondades de la democracia.
viernes, 24 de julio de 2015
No saber perder
Zaragoza cuenta desde abril de 1990 con un magnífico
Pabellón deportivo que en su día costó 12 millones de euros y al que se le dio
el nombre de “Príncipe Felipe” y al que acuden los
seguidores del CAI Zaragoza para ver
partidos de baloncesto. Pues bien, al actual pabellón se le acaba de cambiar el
nombre por decisión del Consejo de Gobierno del Ayuntamiento por el de José Luis Abós, que en su día fuese
entrenador de ese equipo, fallecido en octubre pasado. Para ese cambio de
nombre se habían recogido más de 16.000 firmas. Como era de esperar, la
derechona más recalcitrante, en boca de Eloy
Suárez, del PP, ya ha salido al paso de ese acuerdo municipal que a casi
todos nos alegra, al que ha tildado de
“partidista” y que “se está utilizando la figura del entrenador fallecido para
atacar a la Monarquía.
¿Partidista acceder a una demanda de la ciudadanía? ¿Atacar a la Monarquía? Eloy Suárez
es un político frustrado, que no consiguió la Alcaldía de Zaragoza, al
arrebatársela el socialista Juan Alberto
Belloch y más tarde el aspirante por Zaragoza en Común Pedro Santisteve. Pero Eloy Suárez, que no ha tenido la cortesía de
esperar a que pasen 100 días desde la llegada del nuevo alcalde, ha calificado
esa medida como “la primera alcaldada” y el PP ya ha anunciado que cuando
llegue al gobierno municipal la primera medida que adoptará será restablecer el
nombre original. Debo recordarle a Eloy Suárez que el príncipe Felipe ya no es príncipe, sino rey de
España y que, por tanto, ya no tendrá sentido reponer el nombre anterior. La
derechona no sabe perder y aprovecha cualquier circunstancia, por nimia que
sea, para intentar desprestigiar al nuevo gobierno municipal. Y no saben perder
porque no son demócratas y siempre desean cambiar las normas de juego en mitad
de la partida, como es el caso de Rajoy,
que pretende ahora cambiar la Ley Electoral,
a pocos meses del final de la legislatura, una vez conocidos los pésimos
resultados del PP en los últimos comicios municipales y autonómicos.
"No lo sé, déjalo donde no estorbe"
Esta pasada noche (ya
era casi al una y media de la madrugada) escribí un chat titulado “Jefe, ¿dónde ponemos el busto?” que ha aparecido hoy, en
referencia al busto de don Juan Carlos
que Ada Colau, alcaldesa de
Barcelona, había ordenado retirar de la
Sala de Plenos, o “Saló
de de la Reina Regent”.
Como suele acontecer, los árboles no dejan ver el bosque. Quiero decir que con
las miradas ofrecidas por los medios informativos sobre el busto real que se
estaba trasladando a un lugar por mí desconocido, muchos ciudadanos no cayeron
en la cuenta, quizás por desconocimiento, de que tras el busto de Juan Carlos I
se encuentra un enorme retrato al óleo de Francesc
Masriera que merece la pena conservar de forma inamovible. Masriera plasmó
en 1888 a
la Reina Regente,
María Cristina de Habsburgo-Lorena,
popularmente conocida como “Doña
Virtudes”, segunda esposa de Alfonso
XII, junto a su hijo Alfonso
coincidiendo con la visita a Barcelona que ambos miembros de la realeza
hicieron con motivo de la Exposición Universal. También
hoy he podido comprobar en los medios cómo un sansirolé de mierda casi rasga el
espléndido cuadro de Masriera intentando poner una foto enmarcada de Felipe VI y que algo más tarde han
decidido quitar en evitación de que pudiese caerle en la magníficamente
amueblada cabeza de doña Ada cuando presidiese un pleno. Si les digo la verdad,
no es necesario que exista un cuadro del jefe del Estado en cada sala o en cada
despacho de un mismo edificio oficial. Basta y sobra con uno. Y aquel que tenga
dudas, que lo consulte. Pero en el caso que nos ocupa, no hay nada que
consultar. Don Juan Carlos ya no es jefe del Estado, y punto pelota. En el caso
de María Cristina y de su hijo, me alegra saber que el óleo se conserve en
lugar privilegiado del Consistorio barcelonés. No por lo que representa el
lienzo, claro, sino por ser de Francesc Masriera Manovens, cuya obra se
encuentra representada en Museo Nacional de Arte de Cataluña, en el Museo del Prado y en colecciones
particulares internacionales, o sea.
"Jefe, ¿dónde ponemos el busto?"
Encuentro como algo normal que el Ayuntamiento de Barcelona
que preside Ada Colau haya decidido
retirar el busto de Juan Carlos I
existente en el Salón de Plenos. El PP dice al respecto que es un “escarnio a
la monarquía”. Don Juan Carlos dejó de ser jefe del Estado en junio de 2014 y,
a mi entender, su imagen ya no debe presidir ningún acto oficial al no existir
ninguna razón que lo justifique. Dicha retirada ha coincidido casualmente con
el viaje de Felipe VI a Barcelona
con motivo de la entrega de nombramientos a la última promoción de la Escuela Judicial.
España se desprende de cabezas de reyes no ejercientes y en el mundo se
desprenden de cabeceras de periódicos. Así, el grupo británico Pearson se acaba de desprender de la
cabecera del Financial Times Group,
que acaba de vender al grupo
japonés Nikkei en 1.194 millones de euros. Que una cabecera de periódico
cambie de mano es algo que parece normal. Lo malo es cuando, además de la
cabecera, cambia su línea editorial y en
España estamos acostumbrados a ello. Pero en el caso del anterior jefe
del Estado, que se le retire de un lugar preferente en los salones de plenos de
las casas consistoriales de todas las ciudades es una medida de higiene
política y de aseo de Estado. Algo semejante a lo que aconteció en su día con
los retratos de Alfonso XIII, Niceto
Alcalá Zamora, Manuel Azaña y Francisco
Franco, el militar que aupó a don Juan Carlos a la Jefatura del Estado a
título de rey. Otra cosa que podría hacerse con el busto en bronce del rey
saliente, ahora retirado de ese Salón de Plenos, sería, por ejemplo, situarlo
en el centro de una glorieta a él dedicada y sobre un pedestal de granito
traído expresamente desde Cuelgamuros, o como sucedió con el busto del
bilbilitano Pascual Marquina, que se
levantó en una plazoleta de Calatayud en 1949 cuando España, más que cañí, era la España del hambre, del
piojo verde y de las cartillas de racionamiento. Marquina le dedicó su
pasodoble España cañí en 1923 a su amigo José
López de la Osa,
patronista de moldes de calzado en Almansa. Por cierto, España cañí fue el primer pasodoble que sonó en la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid, en el
histórico paseíllo de la tarde del 17 de Junio de 1931, cuando se celebró el
primer festejo a beneficio de los desempleados, organizado por el alcalde Pedro
Rico y presidido por el primer presidente de la Segunda República.
Actuaron los toreros Diego Mazquirán
"Fortuna", Marcial Lalanda
y Joaquín Rodríguez "Cagancho", o sea.
miércoles, 22 de julio de 2015
Nada, ¡a la hoguera con él!
Leo hoy en Heraldo de
Aragón una noticia que me llena de asombro: “Una asociación
católica.-cuenta la noticia- estudia denunciar al candidato a senador de
Podemos en Aragón”. La asociación Católicos
Caesar Augusta se siente ofendida porque Marco Antonio Joven Romero publica – a criterio de esa asociación
de meapilas-“imágenes insultantes de la Virgen del Pilar”. “Las imágenes insultantes” no
son otra cosa que un montaje del videojuego Supermario
“donde el protagonista parece llegar a su fin -con símbolo de victoria y fuegos
artificiales-, encontrándose no el conocido castillo con la princesa [¿Leonor?, no hay otra que yo sepa], sino
la Basílica
del Pilar con la Virgen del Pilar”.Bueno, no veo el insulto
por ningún lado. No obstante, esa cuestión tan “delicada” habría que
comunicársela, ya que Pedro Arbués
está muerto, al ministro del Interior, Jorge
Fernández Díaz, y considerar a
posteriori su justo criterio, ya que en septiembre de 2012 condecoró a la Virgen del Pilar con la
Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil buscando el
amparo divino. Y para mayor abundamiento, posteriormente también concedió la Medalla de Oro al Mérito Policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor.
Esa medalla, se justificaba como “favor
de la Advocación
Mariana titular de la Real Excelentísima, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Culto y Procesión de Nuestro
Padre Jesús 'El Rico' y María Santísima del Amor”, con quien el Cuerpo
Nacional de Policía asegura mantener "una estrecha colaboración, principalmente
en actos celebrados durante la
Semana Santa”, condecoración contemplada, todo sea dicho, en
los artículos 4 y 5 de una ley franquista de 1964. Según Ignacio Cosidó, director general de la Policía,”la virgen cumplía
todos los requisitos” para su concesión. Nada más que decir. Si lo dijo Cosidó,
causa finita est. Marco Antonio Joven Romero no tiene perdón de
Dios. Se acaba de convertir en un inicuo, sin redención posible. Yo creo que
con la hoguera habrá suficiente castigo.
lunes, 20 de julio de 2015
La cáscara de plátano
Joaquín Leguina
dijo en El Mundo que “si yo me dedico
a cuidar pobres, me interesa que haya muchos”. Aquellas declaraciones no
tuvieron mucha respuesta de los lectores. Y Leguina, erre que erre, volvió a
decir lo mismo en La Sexta.
Tampoco tuvieron mucha repercusión social sus palabras. Y en esas estamos. Decir, como dijo el
expresidente de la Comunidad
de Madrid que “los trabajadores de las ONG españolas falsean los datos de
pobreza adrede” es una conclusión
impropia de un estadístico facultativo del INE. Leguina no se cree que en
España existan 13 millones de pobres. Para mí que Leguina ha pisado una cáscara
de plátano. No cabe otra explicación medianamente razonable para poder entender
tamaño patinazo. El crecimiento del PIB en España por causas que más abajo
expondré, no ha evitado que el 22% de los ciudadanos se encuentre en el umbral
de la pobreza. Si, por ejemplo, Leguina gana 6.000 euros mensuales por asistir
una vez por semana al Consejo Consultivo de Madrid, que no sirve para nada
útil, y otro ciudadano madrileño gana 800 euros al mes por trabajar de pico y
pala a pleno sol haciendo zanjas para meter tuberías, las estadísticas
señalarán que el montante de ambos asciende a 6.800 euros y que cada uno de
ellos gana 3.400 euros mensuales. Son las mentiras estadísticas dentro del
ejemplo más simplón. De hecho, en 2013 había menos pobres que en 2014, al haberse
incrementado en 2013 el PIB en 26.193 millones de euros por los cambios metodológicos y estadísticos establecidos
en Eurostat, al tener en cuenta loo supuestos “trapicheos” en prostitución,
dinero oscuro estimado, tráfico de drogas, etc. También, por el impacto del
reconocimiento como inversión (formación bruta de capital fijo) tanto del gasto
en investigación y desarrollo (I+D+i) como del gasto en los sistemas de
armamento. De la misma manera, la Deuda
Pública española (el dinero pedido a préstamo a terceros para
poder financiarse) se ha reducido por arte de magia contable, aunque no el
déficit, ya que éste mide anualmente en cuanto han excedido los gastos a los
ingresos teniendo en cuenta, además, los abultados intereses de la deuda, que
vienen a ser de alrededor de 38.000
millones de euros.
Silla de pista
Se abre el telón. Esperanza
Aguirre pide la derogación de la
Ley de Memoria Histórica y Rafael Hernando dice que “los
familiares de las víctimas del franquismo se acuerdan de desenterrar a su padre
sólo cuando hay subvenciones”. ¡Hace falta ser lerdos! Hernando tuvo como
respuesta a sus insensatas palabras una querella de la ARMH
(Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica)
que fue finalmente archivada. Una, actual portavoz del PP en el Ayuntamiento de
Madrid; y el otro, actual portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el
Congreso de los Diputados, son dos claros ejemplos de cómo anda el aceite del
candil de la derechona contumaz. Hernando se permitió decir en una tertulia de
televisión que “las consecuencias de la Segunda República
llevaron a un millón de muertos”; comparó a Andalucía con Etiopía a la hora de criticar las medidas que la Junta había aprobado en un
intento de luchar contra la exclusión social y la malnutrición infantil en esa
Comunidad Autónoma; cuando en octubre de 2012 el juez de la Audiencia Nacional
Santiago Pedraz archivó en un
auto la causa contra ocho imputados por la protesta del 25-S
(refiriéndose a la decadencia de la clase política), dijo que "Pedraz es un pijo ácrata”; y
pocos días después llamaba “gran villano” a Javier Bardem. Esa fue su respuesta al actor a Barden cuando a éste
le se ocurrió decir que al Gobierno de Rajoy
el paro le servía de excusa para restringir los derechos laborales, etcétera.
Podría citar más “perlas cultivadas” de esa lumbrera, pero ese tipo no merece
tanta publicidad por mi parte. De Esperanza Aguirre, ¿qué decir? Toda su
trayectoria se puede resumir en una anécdota: en la inauguración del Colegio “Dulce Chacón”, en Fuenlabrada,
le preguntó a su madre, “¿qué tal Dulce?
Está en Cuba, ¿no?”, cuando ya llevaba varios años fallecida. Cesa la orquesta
en el pequeño foso, se nublan las candilejas y el espectador, turulato, se hunde
en la butaca de platea.
--¿Qué opina del método Stanislavski?
--¿Qué opina del método Stanislavski?
-- Pchsss…, no sabría decirle.
Telón.
Telón.
domingo, 19 de julio de 2015
Ventoleras
No veo nada malo en que Jaime Mayor
Oreja y Antonio Burgos “lloren mutua y telefónicamente en sus
respectivos hombros por España” cada vez que quedan para almorzar. Tampoco he
visto mal que Felipe VI apareciese
hace pocos días en la portada de ABC vestido de marino. No -como señala Burgos-
de “uniforme de almirante, como su augusto abuelo”, en la entrega de despachos
en la Escuela Naval
de Marín, sino de uniforme de capitán general de la Armada, de acuerdo con lo
establecido en Constitución Española, Título II, artículo 62, apartado h. A mi
entender, Felipe VI nada tiene que ver con su abuelo paterno, pretendiente al
trono de España y que fue nombrado almirante honorario el 8 de julio de 1978; y
el 4 de diciembre de ese año ascendido a
capitán general de la Armada. Por
mí como si el Gobierno le hubiera querido nombrar marqués de Carabás, como en el cuento de El gato con botas. “Y en esa portada de ABC se desgranaba -sigue
escribiendo Burgos- cuanto me contaba Jaime Mayor en su último llanto común.
Todo esto me lo predijo. Que ahora la gente le estaba echando mucha cuenta a
Podemos, a Carmena, a Colau, a Kichi, pero que se acerca un futuro mucho más grave. Y que el apoyo
del PSOE para que Podemos gobierne (o lo que ellos entiendan por gobernar) en
muchos ayuntamientos no ha sido más que un ensayo general con vestuario para
las elecciones generales. En las que piensan ya en el Frente Popular. Que lo
harán. Y cuando lo hagan, con la colaboración de los separatistas catalanes y
vascongados que, por ejemplo, han anexionado prácticamente a la españolísima
Navarra, no se quedarán ahí. Irán a por la Iglesia, como Susana Díaz va ya a por la Catedral de Córdoba. E irán a por la Constitución de la
unidad de España y de las libertades y, con ella, a por la Monarquía”. ¿Cabe mayor estulticia? Si les digo la
verdad, a cualquier ciudadano corriente lo que le preocupa no es la posible
unión de fuerzas de cara a las generales para formar un frente, se llame como
se llame, sino la frente cetrina de determinados plumillas que ven gigantes
donde sólo hay molinos de viento. Y la ventolera que producen las agitadas aspas
de esos molinos en la prensa (también en el resto de los medios y desde los púlpitos)
sólo incita, una vez transustanciada esa ventolera en tinta de rotativa, a
procurar desconfianza a los lectores del periódico de Vocento. Igual que lo pretende con poco éxito el canal
13 TV, del que la Conferencia
Episcopal posee un 51 por ciento de su capital social, en su
espacio “El cascabel al gato”, que
modera Antonio Jiménez desde su
marcha de Intereconomía. Menos mal
que Burgos no cuenta que ese embrión de Frente Popular todavía no esté buscando eriales para transformarlos
en un nuevo Paracuellos.
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