Me doy una vuelta por el centro de Zaragoza y en una
exposición artística al aire libre cerca de la calle Alfonso cae en mis manos
un cuento infantil, El Juramento del
bosque, de Ana Rosa Rodríguez Miguel,
publicado por primera vez en 2005 y que, desde entonces a hoy, ha pasado por
diversas editoriales. En el relato aparece el duende Olivero, el Hada de los
Sueños Imposibles y la ninfa del
bosque, que se adentran en espesura de una floresta encantada donde conocen
a una pareja de seres humanos que han huído de una civilización condenada a la
catástrofe por sus malas artes en aspectos de la envergadura de la contaminación del medio ambiente, causante
del cambio climático. Todos aceptan la convivencia común a cambio de ser
respetuosos con la
Naturaleza. Al texto le acompañan unos dibujos de la autora
llenos de encanto. Es curioso, siempre que intento estirar las piernas regreso
a casa con algo interesante. El cuento en cuestión se lo regalaré a mi nieta Candela que, aunque todavía no sabe
leer, me consta que aprecia las ilustraciones. Hoy leo en El Mundo que “el Círculo de Bellas Artes de Madrid ha sido el lugar
elegido para la presentación de un decálogo de medidas mínimas encaminadas
hacia un ‘nuevo modelo de desarrollo sostenible’ que luche contra el
cambio climático. Al encuentro han acudido representantes de SEO/BirdLife,
Amigos de la Tierra,
Greenpeace, Ecologistas en Acción y WWF. Como decía Paco Segura, de Ecologistas en Acción, “luchar contra la contaminación es
más barato que permitirla”. Con esa frase se puede resumir la labor que debería
llevar a cabo el Gobierno en la próxima legislatura, “apoyándose en un estudio
de la OMS que
cuantificaba el coste de la contaminación atmosférica en España en 38 mil
millones de euros al año, casi un 4% del PIB”. Es bueno que todos nos
concienciemos del problema desde la infancia. Por esa razón, “El juramento del bosque” me parece un
relato acertado que recomiendo.
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