viernes, 30 de octubre de 2015

La cagalera de Willy





Poca cosa deben de tener en cartera los ediles del PP en el Ayuntamiento de Zaragoza cuando proponen en una moción, como propusieron ayer en el Pleno, declarar persona no grata a Willy Toledo por haberse ciscado ese actor hace quince días en la Fiesta Nacional y en la Virgen del Pilar. No cabe duda de que Willy sea un impresentable y que debería pensar lo que dice, aunque solo fuese por evitar susceptibilidades. Y aclarado eso, lo cierto es que el PP se quedó sin apoyos en su peregrina propuesta. Sus 10 votos favorables estuvieron en contra de las 10 abstenciones del PSOE y de los 11 votos en contra de CHA y de ZeC. El PP, por iniciativa propia, pretendía canalizar el “supuesto” malestar de los zaragozanos sin conocer su opinión. Lo que el PP debería saber es que los ciudadanos no necesitamos de “procuradores” a la violeta. Estoy de acuerdo con ese grupo municipal en que, como dice un verso de Ezra Pound,  “el latín es sagrado, el trigo es sagrado”. La Virgen del Pilar merece el respeto debido y la Fiesta Nacional, que coincide con la Patrona de Zaragoza, no termina de calar en el sentimiento popular. Toda la fiesta se reduce a una parada militar en Madrid presidida por el Rey y a un cóctel posterior en el Palacio Real para 1.500 personas de diverso pelaje. Es decir, una mierda pinchada en un palo. Pero yo, que no tengo nada que ver con el actor Willy, puedo decir, y digo, que me defeco en los organigramas de un  Gobierno que no reduce el paro ni cumple sus promesas; en los políticos corruptos, en los bancos usureros, en los especuladores de Bolsa con información privilegiada; en la exministra que dijo en su día, siendo ministra, que “el dinero público no es de nadie”; y en la triste comparación del aborto con el Holocausto, como se atrevió a comparar el obispo de Guadalajara, Juan Antonio Reig Pla, sin despeinarse el tupé. Uno puede exonerar el vientre cuando y dónde le venga en gana. Sólo es cuestión de abrir el esfínter, defecar y limpiarse el trasero con una piedra del camino. Y para aquel que esté en desacuerdo, le invito a que lea “Gracias y desgracias del ojo del culo”, de Don Francisco de Quevedo y Villegas, que era más inteligente que todos aquellos que se escandalizan de la materia fecal, o de que “entre dos piedras feroces ande un edil dando voces”.

No hay comentarios: