Se empieza a decir en Cataluña con demasiada
frecuencia una vieja palabra cuya etimología desconozco: botifler. He mirado por ahí por ver si tal “palabreja” me aportaba
algo de luz. Ferrán Bono (El País,
04.11.2017) señalaba que “designa despectivamente a los seguidores de los Borbones y, por extensión, los
separatistas la emplean contra todos los españoles opuestos a la independencia
de Cataluña”. Es decir, casi todos los españoles, a excepción de los que
presumen de ocho apellidos catalanes y de los charnegos recalcitrantes (los vascos les llamarían maquetos) que se sienten más catalanes
que nadie somos bortifleres, o como diantres
se diga. Ya parece que lo voy entendiendo. En ese mismo trabajo, sigue contando
Ferrán Bono que “dos son las principales teorías sobre su
origen: una sostiene que es una creación culta del habla de influencia francesa
y otra apunta a una invención popular autóctona. La primera se remonta al
sintagma francés beauté fleur (“la bella flor”), en alusión al lis del
escudo de armas de la Casa de Borbón. De beauté fleur a botifler
no hay más que un paso fonético. Una derivada postula que el término viene de
la adaptación del apellido del mariscal Louis
François de Boufflers (1644-1711) y así se documenta a principios del XVIII
en algunos textos”. Por otro lado, Emili
Casanova, catedrático de Filología Catalana de la Universitat de València
entiende que “podría tener también el
sentido de una persona conservadora”. Para Francesc Moll y Joan Coromines (“Epistolari”)
botifler comparte raíz (botir)
con botiró, palabra usada para referirse a los soldados borbónicos que
lucharon en favor de Felipe V durante
la Guerra de Sucesión.
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