jueves, 6 de agosto de 2020

Negra sombra


En España se ha pasado de decir que “todos son juancarlistas” a matizar que “el hijo no es como el padre”. Según se desprende, da la sensación de que ningún fiscal se atreve a imputar al Emérito por sus  presuntos desafueros fiscales por encontrarse bajo la negra sombra de la higuera. El que se atreva a salirse del círculo de esa sombra se expone a que la luz solar  le ciegue o le prenda la toga enpuñetada de ganchillo como si fuese yesca. Ninguno de ellos desea terminar como Baltasar Garzón, devorado por Saturno (ahora sería por Dolores Delgado) como en la quinta del Sordo. Aquí todo se pinta con fondo oscuro y a grandes brochazos. Los españoles, al fin, vamos comprendiendo que la Constitución del 78 no se puso en marcha para desengancharnos de un pasado ominoso, sino para reinventar la instauración de una nueva monarquía parlamentaria envuelta en un saco amniótico republicano. Todo muy raro. Dice Javier Pérez Royo que “la quiebra de la presunción de legitimidad del rey es la única que comporta una quiebra de la presunción de legitimidad del Estado. Cuando dicha quiebra se aborda de manera opaca, la recuperación de la confianza ciudadana en la legitimidad del Estado resulta muy difícil, por no decir que imposible. Sin una investigación exhaustiva de lo que ha sido la trayectoria del rey Juan Carlos I durante los años de su reinado, que únicamente la pueden hacer las Cortes Generales, no hay forma de que los ciudadanos puedan llegar a recuperar la confianza en la institución monárquica. Y si la Monarquía no puede resistir una investigación de ese tipo, pues simplemente tendrá que dejar de ser la forma política de la democracia española”.  El expresionismo se dio en la pintura, pero también se está perfilando en la política. A Cronos (homónimo griego de Saturno) se le representaba relacionado con el tiempo y las estaciones. Empuña una guadaña que usó para castrar a Urano, su padre, y así destronarlo. Y para evitar correr el mismo destino que éste, decidió devorar a sus hijos. Solo se salvó Zeus, el sexto vástago, escondido por su madre en la isla de Creta. Ya lo decía mi paisano Goya: “El sueño de la razón produce monstruos”.

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