martes, 4 de agosto de 2020

Los españoles merecemos mejor suerte



Hoy, no sé por qué, me ha venido a la cabeza la letra de una canción de Pedro Infante que popularizó en España José Manuel Soto. La letra de Tú, sólo tú: “Mira como ando mujer por tu querer. Borracho y apasionado, no más por tu amor. Mira como ando, mi bien, muy dado a la borrachera y a la perdición”. Hoy, digo, me he desayunado con la noticia de la marcha del anterior jefe del Estado a Sanjenjo, a Oporto y a la República Dominicana, por ese orden, con sigilo y sin bulla. El diario El País señala que “el rey supo leer el viento de la historia tras la muerte de Franco”; en La Vanguardia, “Torra exige a Felipe VI que abdique tras la ‘huida’ del rey emérito”;  y en ABC, Ignacio Camacho cuenta que “En el fondo de este desgraciado episodio hay un grave problema, y es que, al margen de su controvertida relevancia penal, la mayoría de las maniobras financieras privadas que han puesto a don Juan Carlos bajo sospecha tienen notable apariencia de resultar ciertas. Y son susceptibles de una rotunda censura ética aunque las hayan denunciado un policía corrupto y una comisionista sentimentalmente despechada, personajes turbios propios de una mediocre novela negra”. En Eldiario.es, Andrés Gil cuenta que “la huida de Juan Carlos encadena tres generaciones seguidas de Borbones fuera de España”, y recalca lo que todos sabemos: “Alfonso XIII acabó sus últimos años de vida en Roma, donde su hijo Juan tuvo a Juan Carlos dos años después del inicio de la Guerra Civil española. Y fue así no sólo por la huida de Alfonso de una España que se había hecho republicana, sino porque Franco tampoco quiso la ayuda de los Borbones en la Guerra Civil: el 1 de agosto de 1936 el general Mola despachó a un Juan de Borbón, que había cruzado la frontera francesa con camisa azul para ponerse al servicio de los golpistas”. Los españoles, a mi entender, merecemos mejor suerte.

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