sábado, 15 de agosto de 2020

Frente al abismo infernal


José Alejandro Vara está “cumbre”, que diría el torero Jesulín de Ubrique, en su artículo de hoy en Vozpópuli. Dice que “Sánchez ya tiene a Iglesias donde quería. Acorralado por los jueces y acogotado por los escándalos. El socio ‘morado’ del Gobierno entra en vías de extinción”. En el diario ABC, Sostres le llama a Iglesias hortera, con “esa falsa solemnidad para subrayar obviedades. Esa afectada gravedad de político ambulante, de vendedor de pócimas milagreras”. (…) “¿Sabes que es ser un hortera, Pablo? Lo que te sobra de macarra y lo que te falta de piedad “. ¡Vaya retrato de cuerpo entero! En realidad, la definición de hortera hacía referencia a determinados mancebos de comercio, pintorescos, castizos y más propios de personajes de zarzuelas, de finales del siglo XIX y principios del XX. A mediados del siglo pasado el término hortera  degeneró en su vertiente más peyorativa, a mitad de camino entre lo cursi y lo provocador. En realidad, el hecho de llamar hortera se limitó en principio al oficio de los mancebos de botica que mezclaban y trituraban diferentes ingredientes para conseguir fórmulas magistrales en unos almireces de madera llamados horteras. De ahí pasó ese término a los redichos dependientes de comercio. Pero volvamos a José Alejandro Vara. El “sietemachos de mirada negra y coleta bravucona” se empieza a disipar como la espuma de la cerveza. Pronto moderará su actitud. “Se le ha puesto cara de sumiso mayordomo del napoleoncito de la Moncloa. No puede renunciar porque se iría de cabeza al Averno. Tiene una hipoteca que pagar, tres criaturas que alimentar, una pareja a la que contentar y decenas de amiguetes y monederos a los que colocar. Seguirá ocupando plaza en el Consejo de Ministros -orejas gachas, rabo entre las piernas- mientras al presidente le convenga”. (…) “A Sánchez, pase lo que pase, siempre le va bien. Sacará cómodamente sus presupuestos, recibirá el plácet y los fondos de Bruselas, prescindirá de su coalición con Podemos, ese juguete roto, cuando interese, coronará su legislatura y mantendrá al PP en el rincón de los castigados. Y en tres años volverá a ser candidato. Casado asume que poco tiene de quimérico este escenario. Salvo que antes, y es muy posible, todo salte por los aires. Al cabo, estamos tan sólo a dos pasos de un abismo infernal”. El panorama no está como para lanzar al aire bombas de palenque. Hay cosas que ni san Roque puede arreglar.

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