Frente al abismo infernal
José
Alejandro Vara está “cumbre”, que diría el torero Jesulín de Ubrique, en su artículo de
hoy en Vozpópuli. Dice que “Sánchez ya tiene a Iglesias donde quería. Acorralado por los jueces y acogotado por
los escándalos. El socio ‘morado’ del Gobierno entra en vías de extinción”. En
el diario ABC, Sostres le llama a
Iglesias hortera, con “esa falsa solemnidad para subrayar
obviedades. Esa afectada gravedad de político ambulante, de vendedor de pócimas
milagreras”. (…) “¿Sabes que es ser un hortera, Pablo? Lo que te sobra de macarra y lo que te falta de piedad “.
¡Vaya retrato de cuerpo entero! En realidad, la definición de hortera hacía
referencia a determinados mancebos de comercio, pintorescos, castizos y más
propios de personajes de zarzuelas, de finales del siglo XIX y principios del
XX. A mediados del siglo pasado el término hortera degeneró en su vertiente más peyorativa, a
mitad de camino entre lo cursi y lo provocador. En realidad, el hecho de llamar
hortera se limitó en principio al oficio de los mancebos de botica que
mezclaban y trituraban diferentes ingredientes para conseguir fórmulas
magistrales en unos almireces de madera llamados horteras. De ahí pasó ese
término a los redichos dependientes de comercio. Pero volvamos a José Alejandro
Vara. El “sietemachos de mirada negra y coleta bravucona” se empieza a disipar
como la espuma de la cerveza. Pronto moderará su actitud. “Se le ha
puesto cara de sumiso mayordomo del napoleoncito de
la Moncloa. No puede renunciar porque se iría de cabeza al Averno. Tiene una
hipoteca que pagar, tres criaturas que alimentar, una pareja a la que contentar
y decenas de amiguetes y monederos a los que colocar. Seguirá ocupando plaza en
el Consejo de Ministros -orejas gachas, rabo entre las piernas- mientras al
presidente le convenga”. (…) “A Sánchez, pase lo que pase, siempre le va
bien. Sacará cómodamente sus presupuestos, recibirá el plácet y los fondos de
Bruselas, prescindirá de su coalición con Podemos, ese juguete roto, cuando
interese, coronará su legislatura y mantendrá al PP en el rincón de los
castigados. Y
en tres años volverá a ser candidato. Casado asume que poco tiene de quimérico este escenario.
Salvo que antes, y es muy posible, todo salte por los aires. Al cabo, estamos
tan sólo a dos pasos de un abismo infernal”. El panorama no está como para
lanzar al aire bombas de palenque. Hay cosas que ni san Roque puede arreglar.
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