viernes, 28 de agosto de 2020

El velocípedo de Celaá



Leo en Diario de Teruel el último artículo de su director, Chema López Juderías, correspondiente al pasado 18 de agosto. En ese trabajo, “Buenos propósitos”, Chema López señala algo que todos conocemos:  “2020 está siendo una mierda”, y añade que “en marzo, cuando tuvimos que quedarnos en casa, el mundo se llenó de mensajes positivos, diciendo que esto nos iba a hacer más fuertes y que nos iba a cambiar -para mejor- como sociedad”. Y ha descubierto Chema López, como hemos descubierto casi todos los ciudadanos, que nada ha cambiado, salvo la salud de muchos, que ha empeorado, y la economía de la inmensa mayoría de los españoles, que está al borde de irse al carajo de la vela. Pero ahora, a punto de comenzar septiembre, siguen activos además de esos letales microorganismos, “los egoístas, los rencorosos, los cenizos y los idiotas de manual, que siguen siendo egoístas, rencorosos, cenizos e idiotas de manual desde que se levantan hasta que se acuestan, y no hay virus que los cambie”. Cierto. Aquí ya no cabe un tonto más.  Y esos tipos afectados de idiocia que creen estar en poder de la cuerda de trenzado es evidente que tampoco constan, según Camilo J.Cela, en el Diccionario crítico-etimológico documentado en el Fuero de Guadalajara de 1219, ni en los anteriores Fueros de Zorita de los Canes de 1180, ni en el Fuero de Cuenca de 1189, ni en el Fuero de Madrid de 1202. En todos ellos se hace referencia a los cornudos (donde hay diversas clases y especímenes) pero no a los tontos de capirote, que son legión y contra los que no existe vacuna eficaz. El pasado domingo, 16 de agosto, se reunieron en Madrid cerca de 3.000 ciudadanos para cuestionar la existencia de la pandemias y la necesidad del uso de mascarillas; y calificando de “farsa” lo esa turba consideraba “recorte de libertades”. Y todas esas cosas las dijo en un manifiesto leído el escritor y político ecologista Estaban Cabal. En días anteriores Miguel Bosé apoyaba esa manifestación, aunque ese imitador del capitán Araña no acudiera finalmente a la concentración. El capitán Araña no es un invento del TBO. Existió. El periodista José Apezarena lo describía muy bien en su blog (octubre 1017) en un  trabajo que tituló “Marcarse un Ada Colau”, donde describía la habilidad de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para nadar y guardar la ropa. Contaba Apezarena que  “a finales del siglo XVIII existió un capitán llamado Arana o Aranha, vasco o portugués, según tuviera un apellido u otro, que se dedicaba al reclutamiento de marinería y tropa para sofocar las rebeliones en las colonias españolas de América. Con un pico de oro causaba sensación en las tabernas portuarias y en las plazas proclamando la gloria y riquezas que aguardaban a quienes se enrolasen. Consiguió fletar decenas de barcos pero nunca se subió a ninguno porque, llegada la hora, se desvanecía como un fantasma”. Ahora dice la ministra Celaá que este curso se debería llevar a los educandos al colegio en bicicleta. ¡Agárrame esa mosca por el rabo!

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