martes, 16 de marzo de 2021

La Suprema

Comercios centenarios

 

Cada vez que me doy un paseo por Zaragoza y paso por la calle de César Augusto me paro en el escaparate de La Suprema, una tienda pequeña que lleva en pie desde 1910. Nunca supe la razón por la qué me atrae esa tienda con fachada pintada en azul celeste. Todavía se venden corsés, aquella prenda que producía en las señoras aspecto de silueta  de avispa o de reloj de arena. Aquellos corsés de épocas pretéritas, sobre todo en el siglo XIX, se complementaban con polisones y miriñaques. El polisón era una almohadilla que se ataba a la cintura y se colocaba sobre la zona lumbar debajo de una falda larga para ahuecarla por detrás pero que con caída recta por delante. El miriñaque fue una prenda femenina anterior al polisón, consistente en una serie de aros cuyo fin era poder mantener hueco el vestido o las sayas. Y anterior al miriñaque fue el guardainfante, aparatosa “jaula” hecha con alambres y cintas, como la que lleva la infanta Margarita (entonces con cinco años, hija de Felipe IV y de su segunda esposa, Mariana de Austria) en el famoso cuadro de “Las Meninas”. La infanta, hermana de Carlos II El Hechizado, se casó  con 15 años con su tío Leopoldo I de Habsburgo, hermano de su madre. Murió a los 21 años de edad. Es curioso que en el cuadro de Velázquez los reyes sólo aparezcan reflejados en un espejo. Y un misterio: el hombre de la puerta del fondo, del que sale luz, es José Nieto, aposentador de la reina, de la misma manera que Velázquez lo era del rey. Hace una pausa, con la rodilla doblada sobre y los pies sobre escalones distintos. Por su posición resulta complicado saber si entra o sale del estudio. La Suprema, como decía al principio, es para mí algo más que una tienda. Es la última reliquia de un tiempo pasado que se resiste a desaparecer.

No hay comentarios: