sábado, 6 de marzo de 2021

Pavana para insomnes

 


En un magnífico trabajo en el diario “El País, (“Palabras en latín”, 11/01/1995)  Antonio Muñoz Molina se quejaba de que en el bachillerato español el estudio del latín desaparecía como asignatura obligatoria, al contrario de lo que había hecho Francia, al que le habían agregado un curso más. “El latín -decía Muñoz Molina- siempre tiene algo de salmodia y conjuro para quienes aún nos acordamos de las últimas misas en latín, cuando nuestra madre nos llevaba de la mano a la iglesia y el sacerdote oficiaba de cara al altar, dándoles la espalda a los fieles, como dedicándose a una tarea misteriosa y privada de la que a nosotros sólo nos llegaban sus palabras, doradas y herméticas como los ornamentos y los gestos”. Y recordaba a Borges, cuando éste afirmaba que “los católicos creen en la vida de ultratumba, pero no se interesan por ella”; también, a Valle-Inclán y su obra “Divinas palabras”. Decía Muñoz Molina: “Basta una frase declamada en latín para que el mundo casi se detenga, para que una muchedumbre vengativa y cruel quede sometida a la inmovilidad”. Un día decidí titular mi blog “in púribus”, locución que tiene su origen en la corrupción de la expresión latina “in puris naturábilus” (en puro estado natural). Es una forma sutil de indicar al supuesto lector, que hace la caridad de leerme, que no hay que andarse con medias tintas, sino con claridad y sin rodeos. Verbigracia: los medios de comunicación inciden en que las infantas Elena y Cristina se han vacunado contra la pandemia de coronavirus aprovechando uno de sus viajes a los Emiratos Árabes por ver a su padre. Es lo que se llama “ir por atún y ver al duque”; o sea, matar dos pájaros de un tiro. Pero al ciudadano, que bastantes preocupaciones tiene ya para intentar sobrevivir, le trae al pairo que la escolta del Rey Emérito cueste a España más de 32.000 euros mensuales (que es el equivalente a cuatro sueldos de 8.000 euros cada uno, desgrosados en 2.300 euros de sueldo más 6.000 euros de dietas). Al ciudadano sólo le preocupa que las infantas “se han saltado la fila” de las vacunaciones, cuando no es cierto. Pero la pregunta que habría que hacerse es otra: ¿Las infantas viajan con valija diplomática? Porque, que a mí me conste, una infanta vive en España; la otra, en Suiza. Como decía Gila: “¿Alguien ha mirado a alguien?”. Un hecho es indudable: el padre que recibe a sus dos hijas en Abu Dabi no es precisamente el desleal mayordomo de Benedicto XVI sino alguien que ha sido rey de España desde la muerte de Franco hasta el 2 de junio de 2014. Y ese rey, ahora llamado despectivamente “El Emérito” (y que no parece que sea  merecedor de homenajes postrimeros), se ha marchado de España por voluntad propia, sin pasar la reválida del 14 de abril de 1931 ni el viaje hasta Cartagena sólo despedido por el cojo Romanones. Como decía Pablo Planas (El Español, 08/11/2015), “Don Juan Carlos no puede escapar al sino trágico de los Borbones”. Teníamos que haber hecho caso a Juan Prim nada más tomar el tren en la Estación de Atocha camino del exilio la fondona Reina de los Tristes Destinos. En este país, por desgracia, todo se mueve para que nada cambie.

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