viernes, 5 de marzo de 2021

Un discutido cartel taurino

 


Parece que no ha gustado mucho el cartel de la “Temporada Taurina de Sevilla de 2021”, realizado por Julián  Schnabel, a un amplio sector de aficionados. Dice su autor que el cartel es un homenaje a Juan Belmonte, también conocido como El Pasmo de Triana. Para Antonio Burgos, según cuenta hoy en ABC, “ese cartel hay que llevarlo a la UCI del buen gusto y de la relación con la tradición pictórica de la Fiesta”. No sé, para gustos se hicieron los colores. Para Schnabel, que ya expuso pintura en Sevilla en 1988 en el entonces ruinoso Cuartel del Carmen (hoy reformado y convertido en Conservatorio Superior de Música y Escuela de Arte Dramático) la obra ahora encargada por la Real Maestranza de Caballería “evoca un aire goyesco”. Bueno, los pigmentos oscuros del fondo, en los que donde no se aprecia nada de fuste,  tal vez nos recuerden su desgarrada técnica de las “pinturas negras”; aunque, a mi entender, habría que echarle mucha imaginación. La gama cromática de Goya se reducía a ocres, dorados, tierras, grises y negros; con solo algún blanco restallante en ropas para dar contraste y azul en los cielos y en algunas pinceladas sueltas de paisaje, donde concurre también algún verde con escasa presencia. En el cartel de Julián Schnabel, predominan dos gamas de azul: uno más claro, que recuerda el meandro del Guadalquivir a su paso por Chapina, y otro más oscuro para el resto, donde se me antoja la presencia del espectro del caballito de bronce que existe en la trasera de la Lonja, en Zaragoza, y que recuerda otro de cartón del mismo tamaño, que instaló el fotógrafo Ángel Cordero en 1925, para plasmar con su arcaica “máquina al minuto” y el decorado incierto de una tela de fondo retratos a repeinados niños pálidos de charol y blanco y a militares sin graduación que más tarde enviaban por carta a sus novias, que esperaban impacientes sus regresos en aldeas que quizás ya no existen; salvo en las páginas del “Madoz” y en alguna fotografía de J. Laurent, que supo ver como nadie el aire de aquella doliente España a través de un visor y tapando su cabeza tras un islán negro como el ropón de un cura.   

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