miércoles, 1 de septiembre de 2021

A vueltas con la tortilla de patatas

 


Hablar sobre la tortilla de patatas da mucho de sí, sobre todo ahora, a finales de verano cuando no hay noticias refrescantes. Sólo tormentas y de las fuertes, como aconteció esta pasada noche en Madrid con gran aparato eléctrico. Pues bien, hoy les proporciono dos noticias sobre este humilde manjar. Una de las noticias la da Heraldo de Aragón, la otra, El Mundo. En la primera de ellas me entero de que “la tortilla de patatas del Bar Crac, de Zaragoza, aspira a ser la mejor del mundo” en un campeonato que se celebrará en Alicante el día 24 de este mes que acaba de empezar. Competirá, entre otros establecimientos,  con La Encina, de Palencia, que se ha llevado varios campeonatos; Mesón O Pote, de Betanzos y Belatz Gorri, ganador de la mejor tortilla de Vizcaya. La segunda noticia está relacionada con los costes. Según cuenta ese diario, el encarecimiento de la energía (electricidad y gas), del aceite de oliva y la volatilidad de las cosechas son los motivos principales por los que una tortilla de patatas sea ahora un 20,48 % más cara que hace un año. Si a todo ello añadimos que la pandemia de coronavirus ha trastocado para mal los bolsillos de muchos españoles, estamos copados. Entre tanto remolino económico, la alargada sombra de la inflación y la catarata en el recibo de la luz aparece Sánchez en escena, recién comenzado el nuevo año político, para intentar calmar los ánimos de muchos ciudadanos hartos; o sea, para cuajar bien la tortilla de patatas que se cocina en la Moncloa con un par de huevos. Le acaba de señalar a Podemos, durante una reunión con empresarios en lo que a la energía eléctrica respecta, que  “actuaremos dentro del marco regulatorio europeo”. ¿Alguien se lo cree, con tantos exministros en los despachos y consejos de las eléctricas? Para mí que no se lo cree ni el tonto del paseo, el que recibe todas las tortas. Pero aún ha dicho otra cosa (en ausencia de Antonio Garamendi) por salir airoso en la suerte del volapié: la subida inmediata (15 euros, que tampoco es para echar cohetes) en el salario mínimo; lo que equivale a decir: más dinero para gastar, más recaudación por IVA. Todo muy raro.

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