martes, 14 de septiembre de 2021

Al abrir la caja de Pandora

 

 

La Correspondencia de España, periódico vespertino de ideología conservadora, fundado en Madrid, 1859- [1925], fue el primer soporte de papel en incluir esquelas de defunción, que resultó ser un buen negocio. Otros diarios, El Imparcial o El Liberal se apuntaron a la nueva fórmula ideada por Manuel María Santa Ana. Por aquellos años, a partir del último tercio del siglo XIX, nacieron como setas las empresas de publicidad. Dominaban los anuncios de remedios curativos, artículos de alimentación, seguros y productos de belleza, según se puede comprobar en la prensa y en las principales revistas de la época posteriores, como “La Esfera” o “Blanco y Negro”. Más tarde aparecerían los anuncios por palabras ordenados por secciones. Lo que señalo viene a cuento con la lectura de “San Camilo 1936” (1969), donde Cela narró un cronicón en segunda persona  ambientado a lo largo de tres capítulos: las vísperas, la festividad y la octava de san Camilo, en un Madrid convulsionado que ya olía a centellas y se palpaba desventura. A lo largo de las páginas de aquella ensalada muy avinagrada, mal  aceitada y con exceso de sal, se dejaron caer anuncios publicitarios de la prensa diaria entre un personal de muy variada condición (funcionarios, beatas y meretrices, que seguían haciendo su vida en oficinas, cafetines, buhardillas y burdeles) y que permanecían  indiferentes a  aquellos sonidos negros y un cierto olor acre a zipizape que no se sabe de qué calle asciendía o desciendía por el tobogán empedrado y mareante del suelo de la capital de España. Cela abrió la caja de Pandora en Madrid, como la abrió de igual modo en su Galicia natal, en “Mazurca para dos muertos” (1983), donde el cainismo revanchista entre dos hermanos seguía presente. Así comenzaba lo que parecía una letanía: “Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia…”. La mazurca se llamaba  “Ma petit Marianne", que el ciego acordeonista Gaudencio, sólo interpretó dos veces: en noviembre de 1936, cuando mataron a Afouto, y en enero de 1940, cuando mataron a Moucho.

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