martes, 28 de septiembre de 2021

Plomo del 14

 



Germán Ubillos, hoy en El Imparcial, cuenta algo que yo no sabía: “Plomo del 14 eran   -según señala- unos pequeños plomos que se ponían en el forro de las chaquetas para que estas en su caída parecieran bien planchadas”. Confieso que lo ignoraba. Pero Germán Ubillos hace referencia a dos diarios, El País y ABC, capaces de dormir a las ovejas.  Dice que “si el ABC de los vetustos y sabios lectores pasó a ser un remedo del TBO; el diario El País de ahora se ha ido transformando en una lápida mortuoria aburrida y gris, una pesada losa polvorienta que cayera sobre los lectores que aún soñolientos se dispusieran a ojear la prensa de la mañana, mientras sus esposas o sus maridos, por qué no, servían el humeante y aromático café bien cargado en un intento de que se despertaran”. “Sí -continúa-,  El País es el rollo de tomo y lomo, antiguo Boletín Oficial del Estado, de unas sectarias izquierdas hoy cloroformo o éter de unos colaboradores que no los conoce ni su padre, y de unas rocambolescas ideas peregrinas que hay que leerlas con lupa dado sus infinitesimal tamaño para quien pueda hacerlo, pues como decía al principio, puede dormir sin duda alguna a las mismísimas hormigas”. Si entre colegas andan así, a la greña, todo indica que la prensa de papel tiene los días contados. A mí lo que de verdad me preocupa es que no sabré, si tal cosa sucede, cómo envolver el bocadillo de sardinas en escabeche, como siempre se hizo en las vetustas cantinas de las estaciones de f.c. El papel de periódico le da a los bocadillos un sabor especial a la hora de trasladarlo, una vez molturado con los pocos dientes sanos que me quedan, a la oficina de las tripas. Yo no concibo otro papel para tales menesteres, del mismo modo que nunca entendí la razón por la que mi vecino de mesa de velador siempre levanta el dedo meñique cuando se echa al coleto la copichuela de Anís Las Cadenas. Ese dedo delgado y menudo, con su particular priapismo, es como la antena que detecta el finísimo paladar del licor que los herederos de de Pablo Esparza y Vázquez de Carvajal fabrican en Villava según la receta de un peregrino francés.

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