sábado, 10 de diciembre de 2022

Los amagos del baratero

 


Los amagos de mociones de censura contra el Gobierno cuando brotan de partidos de ultraderecha, son como cuchilladas al aire de barateros en callejones de poca luz. Abascal amenaza con su segunda moción de censura contra el Gobierno que preside Sánchez y achucha a un impresentable vocinglero ajeno a su partido político para que lance los primeros ánimos. El manejo de la navaja para imponer la ley en los garitos requiere de cierto arte en los desafíos. Lo importante para ello es, además de una buena navaja de Albacete, que tenga un tamaño aceptable. Pues bien, ya ha asomado por el oscuro y sórdido callejón un valiente infame dispuesto a animar al diestro en el manejo de la chaira, Toni Cantó, que ha sugerido en su perfil de Twitter  los nombres del expresidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina (expulsado del PSOE por su inexplicable empatía con Isabel Díaz Ayuso) y de la exdiputada socialista y fundadora de UPyD Rosa Díez para encabezar esa moción de censura. Toni Cantó saltó de UPyD a Ciudadanos, y de ahí al Partido Popular cuando se dio cuenta de que el barco que gobernaba por aquel entonces Albert Rivera tenía una fisura en la línea de flotación del tamaño del que hundió al “Titanic” y los resultados en las urnas habían sido desastrosos para ese partido. Llamó a la puerta del PP implorando refugio y Díaz Ayuso lo acogió en su seno, pero al no poderlo presentar en las listas electorales por falta de empadronamiento no sabía dónde colocarlo. De pronto, a ésta se le encendió la bombilla de los despropósitos y creó la “Oficina del Español” como podía haber creado una nave al estilo del "Zendal" para domeñar basiliscos. La nueva misión de Cantó consistiría, además de darle rienda suelta a Rivera para rascarse lo cataplines, en reunirse con representantes de embajadas americanas en Madrid, traer estudiantes extranjeros para estudiar nuestra lengua y organizar un festival de la Hispanidad en torno al 12 de octubre al más rancio estilo de aquellos actos folclóricos de "Educación y Descanso" con gaitas y chirimías. Y le puso a Cantó al frente. Desde entonces han pasado catorce meses. Toni Cantó, fichado entonces por Casado  y García- Egea (en la actualidad dos zombis sabaneros) parece ser que no se encontraba muy cómodo en ese cargo homologado al de director general de No Sabemos Qué (donde cobraba más de 75.000 euros al año) y decidió en septiembre pasado dar un nuevo rumbo a su vida. ¿De qué modo? En un programa de televisión en el “canal 7NN”  afín a Vox. ¿Cuál será su nueva misión? La desconozco. Pero dadas sus características polivalentes hasta puede ser que Toni Cantó se haga entender en un plató televisivo lleno de ancianos llevados expresamente desde una residencia geriátrica para que se partan de risa, al estilo de Harpo Marx, o sea, utilizando un cencerro.  

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