El estilo, algo a considerar
Hoy, 31 de diciembre, es el tricentésimo sexagésimo
quinto día del año 2022 y así debería escribirse según el “Libro de estilo” del prestigioso diario ABC, en su primera edición de 1993 (Ariel, Barcelona) con prólogo
de Fernando Lázaro Carreter, donde
se trató de regular el estilo en sus
diversas acepciones siempre desde un punto de vista ético, semiótico y lingüistico.
Como bien afirmaba en ese prólogo el brillante académico de la Española, cada
libro de estilo (existen muchos y variopintos) difiere en lo que podemos llamar
la personalidad del medio. Todos los libros de estilo son “hijos” del “Manual de Español Urgente” de la Agencia Efe, que fue el primero llevado
a cabo en España. Era un conjunto de recomendaciones dirigida a periodistas
donde se recomendaba el buen uso de la Gramática y evitar caer en lo vulgar (esa
jerga de germanía más propia de los galopines del Siglos de Oro) en lo incivil, en lo pedante
y en lo umbroso. El buen uso de la Ortografía se daba por supuesto, como el valor se daba por supuesto en los soldados que no fuimos a la guerra. El concepto germanía
proviene del latín germanus
(hermano) y, a principios del XVI se utilizó en Aragón para designar “a ciertas
asociaciones municipales y, después, a las juntas formadas por los que al
principio del reinado de Carlos I se sublevaron en el reino de Valencia y en la
isla de Mallorca”. Aclaro que el entrecomillado es por hacer referencia a lo
escrito por Rafael Salillas Panzano
en su libro “La germanía” (1894), muy
posterior a otro de Juan Hidalgo, “El lenguaje de
germanía”, de 1609. Salillas, angüesino de nación, fue un gran conocedor
del argot carcelario como lo demostró con su trabajo “La vida penal en España”, y fue quien introdujo en este país el
positivismo criminológico del veronés Cesare
Lombroso. Nada más por hoy. Les deseo un venturoso año nuevo.
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