sábado, 12 de agosto de 2023

La España vaciada late en agosto

 


Este sofocante mes de agosto da idea de cómo  se perfila el próximo futuro. Yo diría que incierto. El presidente en funciones, Sánchez, sigue de vacaciones; Aragón detenta nuevo presidente autonómico, Azcón, y ya perfila su nuevo gobierno al alimón con Vox; la princesa de Asturias se prepara para venir a la Academia General Militar a hacer dos cursos en uno; y el ciudadano de a pie se divierte en los pueblos en fiestas a base de toros embolados, procesión del santo patrón y borracheras sin cuento. La España vaciada se llena de visitantes dispuestos a bailar la pachanga y a esquilmar a los pobres abuelos arranblando con lo que pueden el día que se marchan. Y yo me pregunto: ¿No sería mejor que a Leonor de Borbón le concediesen directamente el empleo de teniente de Tierra y Aire y de alférez de navío en la Armada sin necesidad de tener que pasar por las tres academias? Se evitarían gastos y todos nos ahorraríamos, de igual manera, ese paripé borbónico y las fotos de la Heredera en la revista ¡Hola! "como un  cadete más". ¿Como un cadete más? Vamos, anda... ¿Cuánto tiempo pasó su padre, El Mejor Preparado, siendo príncipe de Asturias, en la Facultad de Derecho? Menos que lo que dura el vuelo de un capón de Villalba. Hay cosas que nunca comprenderé aunque me den estopa con el látigo de siete colas. Sabido es por la Constitución (artículo 62) que al jefe del Estado le corresponde el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas, así como, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz. El rey, por lo tanto, es militar en activo con el empleo de capitán general. Pero también hay que señalar que los actos del rey, al ser inviolable, deberán ser refrendados por el presidente del Gobierno y, en su caso, por los ministros competentes (artículo 64), careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo en lo dispuesto en el artículo 65.2. O sea, dicho en otras palabras, el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas es el rey pero la ejecución le corresponde al ministro o la ministra de Defensa, que es en quien recae la verdadera responsabilidad. El poder militar, en consecuencia, siempre estará sujeto al poder civil en un Estado democrático de derecho. En el patético escenario del desembarco en el islote abandonado de Perejil el 11 de julio de 2002, Mohamed VI hizo el ridículo. Nuestro ministro de Defensa Federico Trillo, también. Con aquella frase lapidaria: ”Al alba y con fuerte viento de levante…” , demostró que él mandaba en la Defensa mientras Juan Carlos I se inhibía. Esas palabras de Trillo, digo, viendo cómo la Armada Española  pasaba por encima de las lanchas de los activistas de Greenpeace como si de piratas somalíes se tratara,  estuvieron a punto de llevarse por delante la vida de la joven italiana de 23 años Matilda Brunetti. Un año más tarde llegaron las presiones marroquís sobre el Sahara. Previamente, Marruecos había llegado a un acuerdo con Estados Unidos para que les apoyaran en ese tema a cambio de establecer relaciones diplomáticas con Israel. Y hace muy poco, el presidente Sánchez terminó cediendo a esas pretensiones marroquíes de una forma que nadie entiende, lo que nos costó perder el gas proveniente de Argelia que pasaba por territorio de Marruecos y el incremento de sus precios. Así, el gas natural importado de Argelia hasta España se hundió un 40% en 2022. El mes de diciembre pasado se saldó con un balance negativo del 7% respecto al mismo período del año anterior. La “machada” del descerebrado Sánchez sin contrapartida por parte de Marruecos la estamos pagando todos los españoles. ¡Y a qué precio!

 

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