La Castilla vaciada

 

Víctor de la Serna en su ruta de los foramontanos da cuenta de diversas vías por las que esas gentes norteñas decidieron marchar hacia una Castilla la Vieja (Terra de Foris) despoblada por las luchas intestinas y atrasada en grado máximo desde el Concilio de Trento: o sea, los que procedían de Cudillero e iban hacia León; los de Unquera, que se dividían en dos ramas, a saber: los que iban camino de León y aquellos que se adentraban hasta la ciudad de Toro junto a otra rama procedente de Santander; y, finalmente, los que partían de Laredo con destino a Burgos. El lugar del que partió el primer movimiento repoblador de Castilla, las arrasadas Verdulias, fue  Malacoria (en en kilómetro 45 de la carretera que va de Santander a Oviedo) al amparo de la espada del duque Pedro de Cantabria mientras su consuegro, don Pelayo, aguantaba en Cangas el empuje de los moros. Malacoria es el actual Concejo de Mazcuerras, patria chica de Concha Espina, madre del autor de esa ruta a la que aludo. El Concejo consta de siete municipios: Villanueva de la Barca, Ibio,  (de donde partieron los pobladores de Canarias), Herrera, Riaño, Sierra, Cos, y Luzmela, donde cayó durante la Guerra Civil el aviador Cucufate, apodo de Cipriano Rodríguez Díaz, nacido en Laredo en 1904 y autor del lanzabombas eléctrico “Marte”, salvando la vida de milagro. Aquel aviador, que luchó desde el comienzo de la contienda al servicio de los rebeldes, falleció en la Sierra del Vall (Gandesa) en 1938. El aparato que pilotaba, un “Romeo 37” fue alcanzado el 2 de octubre de aquel año por disparos de baterías antiaéreas republicanas. El y su tripulante no tuvieron otro recurso que lanzarse en paracaídas, pero a Rodríguez Díaz se le desprendió un tirante del arnés y se estrelló contra el suelo, muriendo en el acto. Su aparato lanzaba bombas de la clase “Hispana A-5”, similares a las dos que se conservan en el interior de la basílica de El  Pilar, en Zaragoza. Mañana, si las calores me lo permiten, contaré a los lectores algo sobre gentilicios de apellidos y de muchos pueblos de la comarca de Ciudad Rodrigo (verbigracia: Diosleguarde o Barba de Puerco) relacionados con la llegada de aquellos pobladores foramontanos.