martes, 8 de agosto de 2023

Parpusas y boinas

 



Si alguien desconoce qué es una parpusa debe ir a Madrid por las fiestas isidriles, donde los “gatos”, es decir,  los madrileños de la tercera generación, se reúnen para festejar al santo labrador en la Pradera. Los chulapos lucen su traje típico de finales del siglo XIX. La parpusa, es esa especie de boina campera con visera, de pequeños cuadros blancos y negros, que forma parte de la indumentaria tradicional entre chisperos, isidros, manolos, majos y chulapos, estos últimos procedentes del barrio de Malasaña. Era fácil verlos en las representaciones de las zarzuelas de la época. Cuentan que los chulapos se distinguían del resto por la chulería en el habla y por sus frases grandilocuentes llenas de errores de conceptos. Como digo, en zarzuelas como “Agua, azucarillos y aguardiente” (1897), en un acto, con música de Federico Chueca y libreto de Miguel Ramos Carrión, o en “La verbena de la Paloma” (1894) con música de Tomás Bretón y libreto de Ricardo de la Vega, cito dos pero hay muchas más, se da este tipo de personajes con clamorosos éxitos de aforo. Por aquellos últimos años del siglo XIX se tomó la resolución de abaratar los espectáculos (copiando el sistema ofrecido por el Teatro Variedades) que consistió en cambiar las cuatro horas de duración de cada zarzuela, con un precio por entrada muy alto, por cuatro funciones breves sin la obligación de asistir a todas ellas. Fue así como nació el “teatro por horas”; y a cada una de esas obras cortas se dio el apelativo de “género chico”. Lo que aquí señalo viene a colación con la parpusa que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, lució durante su reciente estancia vacacional en Marruecos.  La parpusa de Sánchez no era ajedrezada sino de color marrón claro. Algunos redactores de prensa escribieron en los medios que llevaba boina. Seguro que los sansirolés que hicieron tal afirmación ignoran lo que es una boina al uso. Desconocen que la boina es otra cosa, o sea, una prenda de abrigo de cabeza, circular, sin visera, ala y orejeras con un borde ribeteado y por lo común en España negra o azul, con un rabito (en vasco txertena)  en el centro. Como curiosidad, antes del inicio de la Guerra Civil “Boinas Elósegui “ (que en principio se llamaba la empresa “Boinas La Casualidad, sociedad limitada” y fabricaba una boina diaria por persona y día) fundada en 1858 por Antonio Elósegui Lizargarate en Tolosa, pasó a confeccionar nada menos que 45.000 boinas al día. En cuanto a su etimología, unos afirman que deriva del francés Bonnet; y otros entienden que procede de la voz aragonesa boñé, pero eso es lo de menos. El “sinsombrerismo” casi acabó con esa prenda. Julio Camba escribió ya antes de la guerra que “en realidad los sombreros no son para que uno se los ponga, sino más bien para que se los quite. Son para saludar, para rendir homenaje, pleitesía o acatamiento”. Más tarde llegó el “sincorbatismo”, el “sinchaquetismo” y los vaqueros rotos ya de fábrica.

 

No hay comentarios: