jueves, 10 de agosto de 2023

Unos azulejos rescatados del olvido

 

Una noticia mal contada en sus titulares puede dar lugar a confusiones en el lector. Así, leo hoy en Diario de León la siguiente noticia: “Un bar salva los azulejos de Zuloaga [Daniel] de la Catedral de León”. Les cuento. Yo, por motivos profesionales, estuve hospedado en León, frente a la ya desaparecida Azucarera de Santa Elvira, dos o tres meses hace ya como cincuenta años. Por el aburrimiento de encontrarme solo, en mis ratos de ocio solía cruzar el puente del río Bernesga, dejar a mi izquierda el Hostal de San Marcos y dar largos paseos por la ciudad, incluido el Barrio Húmedo, e hice muchos recorridos por el interior de la Seo, en pleno Camino de Santiago, contemplando sus espléndidos vitrales y descubriendo que las columnas y los muros que sustentan el templo gótico eran mucho más delgados que los existentes en la Catedral de Burgos. Durante las obras de construcción de esa ya tercera iglesia, en 1205, se encontraron con grandes problemas de cimentación. Y apareció una  leyenda que todavía se mantiene: la “leyenda del topo”. Sobre la puerta de san Juan, por el interior, cuelga un pellejo que la tradición leonesa ha identificado siempre como un ‘topo maligno’. Según la leyenda, el topo destrozaba lo construido a lo largo del día durante la noche en los primeros momentos de las obras. Impacientándose los leoneses porque la construcción de la prometida catedral no avanzaba, decidieron acabar con aquel ser maligno que no dejaba avanzar los trabajos: algunos de ellos lo esperaron durante la noche y acabaron con el mamífero insectívoro del tamaño de un ratón a garrotazos. En recuerdo de aquel acontecimiento,  la piel del animal fue colgada sobre la citada puerta en la fachada oeste. En realidad, los azulejos a los que hace referencia el diario leonés fueron realizados por Daniel Zuloaga por encargo de la “pescadería Mardomingo”  para su establecimiento comercial en 1910. El negocio se encontraba en la calle Plegarias, esquina con La Paloma. Según Verónica Viñas, autora del reportaje, “uno de los murales, de tres metros de ancho por dos de alto, decorado con la imagen de la Catedral de León, se desmontó tras el cierre de la pescadería y se trasladó al domicilio particular de un arquitecto en Asturias. La pista de esta obra se perdió hasta que se puso a la venta hace seis años en la web de subastas todocoleccion.es.”.  Sigue contando Viñas que “en 2017 tenía un precio de 75.000 euros; y dos años después, de 40.000. Ahora, acaban de colocar el mural en el local del antiguo “restaurante Casa Lorenzo”, en Mariano Domínguez Berrueta, a muy pocos metros de la Catedral y del esquinazo donde estuvo el siglo pasado la pescadería. Se desconoce el paradero del resto de los murales que había en el negocio de Mardomingo, diseñados por el arquitecto Juan Crisóstomo Torbado, que representaban escenas marineras asturianas. El alicatado que representa la fachada de la Catedral conserva en uno de los azulejos la firma de su autoría: Zuloaga”. Aclarado queda.

 

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