domingo, 4 de febrero de 2024

Como espectros fantasmagóricos

 


Llega la noticia de la muerte de Víctor Manuel de Saboya, hijo del último rey de Italia hasta 1946, Humberto II, que fue rey desde el 9 de mayo hasta el 12 de junio de ese año (33 días) tras la abdicación de Víctor Manuel III. Fue pariente del que fuese rey de España entre 18 71 y 1873,  Amadeo I, segundo hijo de Víctor Manuel II, primer rey de Italia, y de la archiduquesa Adelaida de Habsburgo Lorena, bisnieta de Carlos III. Lo cierto es que fue rey de España por casualidad y su reinado se disipó como el humo de una hoguera. El 11 de febrero de 1873 le comunicaron su “cese” mientras  esperaba su comida en el Café de Fornos. Murió en 1890 de neumonía. Curiosamente, uno de sus nietos, Aimón, reinó en Croacia entre 1941 y 1943 como Tomislav II siendo un auténtico títere de los nazis. Murió en Buenos Aires en 1948. Pero volviendo al tema, España, por la Constitución de 1869, era una monarquía donde no había rey sino una regencia, la de Serrano; y un gobierno, presidido por Prim, que no deseaba el regreso de los Borbones tras la salida forzosa de Isabel II. Hubo otros dos candidatos al trono tras el rechazo de Espartero: Antonio de Orleans y Leopoldo Hohenzollern.  Al primero se le descartó tras su duelo a pistola con Enrique de Borbón en una explanada de Carabanchel con resultado de muerte de Enrique. Al segundo también, por la oposición de Napoleón III, ya que se presentaba como una opción perfecta para el canciller Bismarck pero como un peligro para Francia. Y como la Ley de Murphy señala que “lo que puede salir mal, saldrá mal”, Napoleón III exigió a Guillermo I que se opusiese a esta candidatura, y tras su negativa se desencadenó la guerra franco-prusiana el 2 de agosto de 1870 que terminó  con la derrota de los franceses de Sedán,  la prisión para Napoleón III, las pérdidas de Alsacia y Lorena (no vueltas a recuperar por Francia hasta el Tratado de Versalles) y el advenimiento de la Tercera República. Ahora, la muerte de Víctor Manuel de Saboya, hijo del último rey de Italia, ha pasado casi desapercibida en la prensa española. Dentro de un siglo, ¿qué jóvenes de entonces se acordarán de las pocas Monarquías que hoy van quedando? Ya lo dijo Azaña: “Dentro de cien años nadie se acordará de Franco ni de mi persona”. Todo tiende a la estratificación y lo que ayer fueron mares hoy son páramos montañosos de yeso de origen lacustre desérticos que por los efectos erosivos del agua y el viento producen espectros fantasmagóricos, como el “El gorrico del cura”, “Las palomicas” o  “La lámpara de Aladino”, en la sierra de Armantes.

 

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