Gatón, conde de El Bierzo
y Astorga, era hermano del rey Ordoño I
e hijo de Ramiro I y Paterna de Castilla. Su primera
aparición histórica está relacionada con la repoblación de Astorga en el año
854. A él se debe la fundación de muchos monasterios y ermitas. También fue
responsable de intervenciones militares contra el Emirato de Córdoba.Los toledanos habían expulsado al gobernador
de Calatrava y habían logrado derrotar a los musulmanes en Andújar el año 853.
Ante la supuesta reacción del emir Muḥammad,
solicitaron la ayuda de Ordoño I quien
envió a Gatón. Aquella esperada reacción musulmana se hizo realidad en junio
del año siguiente, cuando las tropas de Muḥammad presentaron batalla a astures y
leoneses cerca del arroyo Guadalacete.Las tropas de Gatón cayeron en una emboscada
y sufrieron un descalabro y la pérdida de unos ocho mil hombres. Gatón comenzó
la reconquista de El Bierzo por el noroeste, por Parajís, hoy municipio de Balboa,
donde acamparon hasta encontrar la forma de atacar en contraofensiva. El conde,
en un ataque de ira frente a las huestes sacó su espada dispuesto a asestar un golpe
contundente. Pero se interpuso un árbol partiendo su acero en dos por la violencia.Muchos
guerreros estaban convencidos de que Gatón era vengador y que tenía un pacto
con el Maligno. Pero pasó el tiempo.
Ahora en Parajís hay una ermita solitaria, que vino a sustituir a otra que hubo
en el mismo lugar, donde en su interior, en el altar, se conserva una talla del
Maligno, a la que se la venera. Se cuenta que en los años 50 una noche la
sacaron para procesionarla por el pueblo y, a partir entonces, todo comenzó a
ir mal. Nunca más volvió a salir a la calle por temor.O Demín -que así llaman a la imagen suelta- formó en
su día parte de un trío escultórico, el del Ángel de la Guarda, el Niño
y el Demonio con su espada, que
veneraban las parturientas durante la postguerra. Cada domingo más próximo al 2
de octubre, la ermita revivía y la capilla se llenaba de parroquianos.
Celebraban el ‘día del Ángel de la Guarda’,
la advocación a la que está dedicada. Acudían las gentes de la comarca y los ‘ofrecidos’, niños que habían
sobrevivido a una enfermedad o una desgracia, a los que sus familias llevaban
como ofrenda al ángel al que Dios dio la misión de proteger, guardar y guiar en
la tierra, ese Ángel Custodio que está en Parajís. Por la tarde se celebraba
una romería, comida en la campa que hay junto a la ermita, bailes y risas. Todo
cambió desde que la imagen salió a la calle y las cosas comenzaron a ir mal.
Desde entonces el miedo atenaza a los romeros y el silencio se puede cortar. Solo
se dice la misa. Y a O Demín ni tocarlo, por si acaso.
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