viernes, 14 de febrero de 2025

Hoy es el día...

 

 


Hoy, san Valentín, “Día de los Enamorados”, los escaparates de las pastelerías de Zaragoza presentan unos bizcochos en forma de corazones muy rojos, como esas vísceras que tienen a la vista del cliente las tiendas de menuceles. La verdad, el aspecto que presentan no invita a su compra. San Valentín fue un santo envuelto en la bruma de la leyenda hasta el punto de que hasta la Iglesia católica puso en duda su presencia y no celebra esa festividad desde 1969. ¿Existió, o no existió? La Iglesia debe conocer, quién si no, si en su día  fue canonizado y si su nombre está inscrito en el Libro de los Santos, o sea, en el ‘Martyrologium Romanum’. Como decía, fue el viernes 9 de mayo de 1969 cuando Paulo VI firmó un  decreto donde se eliminaban de ese libro multitud de santos, todos ellos modelos intercesores, que ofrecían dudas, como Nicolás,  Bárbara, Cristóbal, Catalina, Valentín y todo un rabo de místicos hasta entonces venerados en los altares. Al fin va resultar que Dios no otorga favores o peticiones de creyentes sin un mediador o mediadora, como es el caso de María. Lo cierto es que el Vaticano, que tenía a  más de 4.400 santos en su “nómina” redujo esa cifra a unos 150; que, en cierto modo, fue una manera eficaz de reducir algunos casos rayanos en la idolatría. La pregunta sería: ¿Quién decidió que cada pueblo tuviese un patrón o patrona en un Estado aconfesional? En el caso concreto de Zaragoza, ¿si dejásemos de tener como patrón a san Valero, descendería el equipo de fútbol del Real Zaragoza a Segunda B? ¿Aumentaría la sequía? ¿Aparecerían nuevas epidemias? ¿Nos quitaríamos de encima a la derrochona y folclórica Chueca, ahora de excursión en China?¿Se harían más viviendas sociales? ¿Podríamos ver gratis la Seo? ¿Desaparecería de una vez el camaleónico PAR? ¿Volverían los salones de limpiabotas del Tubo?  Posiblemente no ocurriría nada de eso; pero, ¿y si ocurriese?, les aseguro que tampoco. Entonces volverían las “banderas victoriosas al paso alegre de la paz soñadas por Vox. ¿Y si te dicen que caí? Pues entonces iría “al puesto que tengo allí”, o sea, a tomar por saco. Dicho sea en catalán, para que me entiendan los turistas de fin de semana que se quedan pegados al escaparate de Fantoba: “Si et diuen que he caigut, me n'he anat al lloc que hi tinc”. Lo que pasa es que dicho en la lengua de Joan Maragall suena como raro, salvo que la letra se acompañe de tenora, tarota, flabiol,  fliscorno y tamboril. La sardana, prohibida por la Dictadura de Primo, y por la de Franco casi, no lo olvidemos, representa la democracia, la fraternidad y la anulación de las distinciones, también simboliza paradójicamente una especie de insularismo hermético y exclusivista. Como el Vaticano, o el Santo Bendimiento, que solo saben qué significa los de Calatayud, que produce mucho temor por lo que tiene de totémico. Sobre san Valentín (Jorge Rigaud) se hizo una película española en 1959 bajo la dirección de Fernando Palacios, con música de Augusto Algueró, donde aquel santo (entonces todavía lo era) transformado en un gentleman arreglaba todos los problemas entre parejas, salvo los de la Guardia Civil. Que tengan un buen fin de semana y dejen de meterse con la suegra.

 

No hay comentarios: