La derechona actúa como lo ha
hecho siempre. Teme aquello que no controla. El movimiento 15-M es a todas
luces pacífico, pero se mueve y reivindica, y eso molesta a un Gobierno, el
presidido por Mariano Rajoy, que no sabe por dónde tirar. Está dando palos de
ciego en economía, en cultura, en sanidad, en cuestiones laborales, etc., y su
ingenuidad en la gobernanza y su vacío de criterio en su programa político hace
suponer a los miembros de ese Gobierno que desalojando la Puerta del Sol de madrugada,
sin luz y taquígrafos; es decir, cuando la televisión ( y me refiero a la
“Sexta” y su programa “Al rojo vivo”) baja la guardia por una simple cuestión
de horario y sueño de los espectadores, soluciona lo que entiende como contrariedades sobrevenidas. La derechona de
siempre, que ha recortado dinero en cuestiones tan esenciales como sanidad y
educación, que ha congelado salarios de funcionarios y pensionistas, que ha
puesto a los trabajadores a los pies de los caballos de una insensata Patronal,
que sólo dedica fondos públicos a una Banca culpable de nuestras desgracias y
al mantenimiento del bienestar de ciertos políticos que viven del cuento, que
mantiene en su puesto a un gobernador del Banco de España que no se entera de
nada, que sólo ha salvado de sus brutales recortes a la Iglesia Católica,
ha tratado esta pasada madrugada a los más de treinta mil ciudadanos que
permanecían de forma sosegada en el centro de Madrid como si fueran meretrices
callejeras en periodo de Cuaresma. Y a eso no hay derecho. Cristina Cifuentes,
delegada del Gobierno en Madrid, no ha sabido estar a la altura de las
circunstancias de cara a unos ciudadanos sensibles ante los acontecimientos y
paralizados ante tanta irracionalidad. El Gobierno que preside Mariano Rajoy
nos ha convertido a todos los españoles en sospechosos de no sabemos qué. Y en
esta libertad vigilada, cuando los
ciudadanos nos reunimos, ora para celebrar, ora para reivindicar, siempre
aparece el centurión mandado por el búnker y su toque de queda. Como decía Michel
Rocard, “de las crisis hay que salir pronto y eso sólo puede hacerse con un
paso hacia delante o un paso hacia atrás. Lo peor es quedarse quieto creyendo
que uno está andando cuando lo que se mueve es todo lo demás”.
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