lunes, 21 de mayo de 2012

Mejor hacerse el sueco



Los propietarios de restaurantes están que bufan porque Ikea, además de vender estanterías y ese tipo de muebles de llevar  desarmados e instalar en la propia casa, sirve albóndigas con confitura de arándanos, o con patatas, por el módico precio de un euro. Yo no entiendo por qué demonios se enfadan los hosteleros. El problema, de haberlo, es de fácil solución. Consiste en que los restaurantes vendan estanterías y, de paso, bocadillos de rabas al precio que los suecos practican con las albóndigas. A mi entender, lo malo de desplazarse hasta Ikea no es la distancia en la que se encuentra el almacén con respecto a nuestro domicilio, que también, sino la aventura que supone llevarse uno al domicilio un “kit” con unas tablas envueltas en plásticos y bridas que hay que montar más tarde con la ayuda de un papel de instrucciones de montaje donde está todo escrito en sueco. Parece sencillo el montaje de una simple mesa de ordenador, pero no lo es. Los tornillos de cabeza hexagonal vienen justos dentro de una bolsita, donde se acompaña una  pequeña llave “Allen” en forma de zeta para  apretar esos tornillos en unos agujeritos que ya vienen perforados en la madera. El caso es que al final del ensamblaje siempre sobra un tornillo, o falta un agujero, pero no le concedemos importancia hasta darnos cuenta que algo falla en el funcionamiento de un cajón o en la colocación de una pata. Entonces, vuelta a desenroscar y a empezar de nuevo. Y, así, toda la tarde de domingo. El bricolaje resulta fácil para los “manitas”,  que son capaces de ir a “Leroy Merlin” a comprar cuatro cosillas de nada y después cambian la grifería del cuarto de baño en el tiempo que cuesta  hacer una fabada. Pero, ¡ay, amigo, si tienes la osadía de comprar un “kit” de Ikea y pretendes montar en casa algo que parece tan simple como poner un cuadro en la pared! Estás copado. Por eso, es mejor acercarse hasta Ikea como el que decide ir de excursión, sólo para degustar albóndigas con confitura o papas, o codillos asados, que tampoco son mancos. Los hosteleros deberían entenderlo, en vez de enfadarse como la mona de Gibraltar. Menos mal que los responsables de Ikea se hacen los suecos, que si no…  

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