Leo en El País que “por primera
vez en la historia de España, la masonería española, a través de una orden
mixta de mujeres y hombres, compareció como tal en un acto masivo
celebrado en Madrid y un amplio grupo de sus integrantes se ha identificado de
manera abierta provistos de las bandas masónicas rituales. El escenario de tal
comparecencia fue la manifestación conmemorativa anual del Día de la Mujer del sábado pasado en
Madrid”. A los masones españoles tampoco les gusta, según se desprende, el
pretendido proyecto de reforma de la actual ley del aborto auspiciada por el
Gobierno que preside Mariano Rajoy. Ya es hora de que los masones salgan a la
calle y aireen el mandil en su intento
incansable de desbastar la piedra bruta. Dicen las estadísticas que en España
hay, como mucho, alrededor de 4.000 masones, a los que supongo muy ocupados en
sus “quitas”, en sus obediencias, sus
símbolos y unos muy complicados ritos dentro de sus logias que no
entiende la gente del común. El catecismo “Nuevo Ripalda de la Nueva España”, de 1955, en su
apartado sobre “el modernismo y la masonería” la define como “una sociedad
perversa que, con aparentes fines humanitarios, maquina en sus antros
misteriosos las ruinas de la sociedad y de la Iglesia. Para alcanzar fines
tan perversos, sus asociados se valen del crimen, la hipocresía y el misterio”.
Ruiz-Gallardón ha querido contentar a la derechona más recalcitrante con una
reforma de la actual ley sin tener el consenso necesario y sin que la sociedad
de demandase tal modificación. No creo que la Masonería esté por la
labor de pretender “arruinar” a nadie. Pero cuarenta años de régimen
totalitario no se borra en una generación y “el contubernio judeo-masónico”
estuvo presente en todos los discursos de aquel dictador que entraba bajo palio
en las iglesias. Pero el tiempo pondrá cada cosa en su sitio.
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