Primero fueron la venta de las
azucareras a British Sugar. Ebro prefirió dedicarse al arroz, en vista de que
los españoles llevábamos camino de parecernos a los chinos, al menos en sueldos
y jornadas laborales. Después llegaron los tejemanejes de las eléctricas (Endesa pasó a manos de los
italianos, en contra del interés de Pizarro por dárselo a los alemanes en
bandeja, como si una empresa que entonces estaba valorada en 65.000 millones de
euros fuese la cabeza de San Juan Bautista). Más tarde llegaron las fusiones de
bancos y cajas y la desaparición, como no podía ser de otra manera, de
determinadas entidades de ahorro que lo habían hecho pésimamente mal al estar
manejadas por políticos autonómicos del “me lo llevo” y sindicalistas
trasnochados, cuyo dios lo constituían “tres personas distintas”, o sea, las
mariscadas, el amiguismo y los raros manejos de financiación solapada cuyos
agujeros negros engullían todo lo que tocaban. Ahora parece que le tocará el
turno a la prensa de papel, donde ya parece que se está cociendo esa nueva “prensa del Movimiento” al servicio de Rajoy.
La posible fusión de cabeceras va tomando cuerpo tras la visita del Presidente,
primero a la sede de La Razón
y más tarde a la de Abc. Sólo falta sentar a Enríquez y Casals a la mesa y
cerrar acuerdos. Marcello, el perrito que todo lo sabe, en La República, cuenta que
esa fusión “podría beneficiar a Abc por ser el
decano y el diario monárquico por excelencia. Y si la fusión es a tres Abc se podría
quedar como cabecera, el consejero delegado podría ser Antonio Fernández
Galiano, y Mauricio Casals el presidente de la nueva compañía fusionada (…) ¿Y
el director? Pues si se le pide opinión a Mariano Rajoy está claro que Paco
Maruhenda, que fue su jefe de Comunicación”.
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