Ya se rumorean nuevas elecciones en primavera. “La Derecha noqueada, España
ingobernable”, etc. Eso es como si a mitad de una partida, el que no lleva
bazas pretendiera que se volviera a barajar por ver de cambiar su suerte. Mariano Rajoy, el gran perdedor dijo
ayer, una vez conocido el resultado de las urnas, que intentará gobernar. ¿Con
la ayuda de quién? Lo que desea don
Tancredo es que haya “segunda vuelta”, es decir, nuevas elecciones para
intentar recuperar los votos perdidos. O sea, quiere poner las normas de
Francia para que aquí sigan gobernando unos tipos tocados por la corrupción más
vergonzosa que hace cuatro años llegaron al poder, no por los éxitos propios,
sino por el fracaso rotundo de Rodríguez
Zapatero. Pretende, según se desprende de sus declaraciones, seguir
haciendo leyes a su antojo amparándose en una mayoría absoluta “porque yo lo
valgo”. La Derecha,
que nunca supo digerir el triunfo del Frente Popular en 1936, que todavía no ha
denunciado públicamente los crímenes del
franquismo, y que está formada, en gran parte, por los nietos de aquellos que
enfrentaron a sangre y fuego a media España contra la otra mitad, sólo aspiran a permanecer en el Poder
haciendo de las suyas, que no de las nuestras, las de todos, o a permanecer,
llegado el caso, en una cómoda Oposición mirándose el ombligo. Y cuando las
cosas no les salen a su antojo, le trasladan la culpa de su incompetencia a la
llegada de los partidos emergentes, que les han roto los esquemas por culpa de
Venezuela y de los que queman conventos de madrugada.. Se vio ayer noche el
talante del Gobierno ya en funciones, cuando la vicepresidenta Sáenz de Santamaría daba en TVE los
datos oficiales del resultado de los comicios, desglosando a Podemos en varios
partidos coaligados, de forma mezquina. Esos tipos de la derechona más
reaccionaria, según se desprende de su talante, desean poner las normas de
baloncesto en un partido de fútbol, o las normas del guiñote en una partida de
tute habanero. ¿Por qué no separaron al PP del PAR o de UPN, por ejemplo? Javier Fernández Lasquetty señala hoy en
Libertad Digital que “cuando se
renuncia a los principios se marchan los votantes”. Ha quedado claro que Rajoy,
ya sin mayoría absoluta, no sabe ni por dónde le sopla el viento. El PP, con
sus 123 diputados electos, se deja en el camino a 63 diputados y el PSOE a 20,
que pudieron ser más sin la ayuda de los andaluces y de los
castellano-manchegos. Ahora, según
comenta hoy El País, “PP y Ciudadanos
presionan al PSOE para que no bloquee la investidura”, es decir, que se
abstenga. Pero Rivera, ese niño pijo
que brotó de una petunia, ya ha dejado claro que se abstendrá para que gobiernen los
populares y pide idéntica postura a Sánchez.
Pero, ¿cómo se come eso? Los números son
los números. Y los números dijeron que el PP logró un escaño por cada 58.600
votos, mientras que IU necesitó 461.000. Eso no debería ser así ser en lo
sucesivo y entiendo que debería corregirse tal sinrazón. Señala El Mundo en su editorial: “La derrota del
Partido Popular pasará a los anales de la historia de la democracia española.
Nunca un partido pasó de dominar la escena política española en términos
nacionales autonómicos y municipales a perder su poder en los tres ámbitos tras
ejercerlo durante una única legislatura”. (…) “Ni aunque el paro disminuya, ni
aunque se siga creando empleo, ni aunque usted [Rajoy] haya conseguido que
España no pidiera el rescate, ni siquiera aunque nuestro país sea el que más
crece dentro de los grandes de la Unión Europea. Con usted no queremos seguir”. Es
lo que hay.
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