Leo en La Comarca de Calatayud que “el cava catalán sigue
pagando el conflicto político y se benefician el aragonés y el extremeño”. Y
hace referencia al “glorioso” Reyes de
Aragón, de Bodegas Langa, que
está haciendo furor en medio mundo y que tiene previstas sacar este invierno al
mercado 600.000 botellas frente a las 400.000 del año pasado. Algo parecido
sucede –según La Comarca- con los
cavas extremeños. Según contaba Evaristo de la Vega, gerente de las bodegas Vía de la Plata
situadas en Almendralejo (Badajoz), la más antigua de la región y primera
extremeña en conseguir la denominación de origen Cava, que contará este año con
una producción de 500.000 botellas, todas ellas procedentes de viñedos de la Ribera del Guadiana. Unas
bodegas que en 2013 cambiaron de dueños, cuando su creador, Aniceto Mesías vendió el negocio al
bodeguero Francisco Escaso, de
Fuente del Maestre y a un bodeguero de Badajoz. Se
trata del primer cava que fue elaborado en Extremadura a principios de la
década de los 80 en Almendralejo por tres amigos, Aniceto Mesías junto a otros
enólogos como el fallecido Pablo Juárez
y el empresario Marcelino Díaz, que
poco después sacó al mercado el cava Bonaval
y ahora elabora el Puerta Palma y el Vía de la
Plata. Si les digo la verdad, nunca fui gran aficionado a los
vinos espumosos. Y con la edad he descubierto que los vinos tintos tampoco me
producen gran satisfacción. A mi entender, resulta difícil encontrar un tinto
“decente” salvo, claro está, que te gastes una pasta en vinos de Rioja, Ribera
del Duero o Somontano. De la misma manera, he descubierto mi interés por los
blancos, donde por menos dinero encuentras botellas del año con agradables
matices. Y dentro de ellos, me quedo con el vino elaborado con uva verdejo de Rueda,
que hay que tomarlo frío y a ser posible acompañado de una buena nécora. Eso se
me antoja como placer de dioses.
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