Hoy sólo se comenta en la prensa el debate de Atresmedia donde participaron los
líderes políticos de PSOE, Ciudadanos y Podemos y la vicepresidenta del
Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría,
en condición de sustituta de Mariano
Rajoy, que prefirió quedarse en Doñana. No me apetece comentar mucho el
resultado de tal encuentro. Cada uno de ellos hizo lo que supo. Rivera e Iglesias, los emergentes en política nacional, trataron por todos
los medios de captar el voto de los indecisos. Sánchez, con sus risotadas sin venir a cuento, demostró ser un
candidato que no termina de enganchar. La vicepresidenta tuvo que encajar la
dialéctica sobre corrupción y el “Luis,
sé fuerte”, a lo que la vicepresidenta respondió con “Monedero, paga”. Y Sánchez,
a falta de un programa claro de gobierno, se limitó a “atacar” a Iglesias con
inútiles comparaciones con Alexis
Tsipras. A Rivera se le vio nervioso y bailarín. A Iglesias le salvó el “bic” que llevaba en la mano, que le dio
tranquilidad y aplomo. Y dicho eso, paso a otra cosa, mariposa. El Periódico de Aragón comenta hoy que
“Zaragoza en Común ha activado el botón de austeridad con el objetivo de evitar
gastos extra que consideran innecesarios. Entre ellos, la financiación de los
elementos decorativos como las coronas de flores. A pesar del anuncio realizado
desde ZeC de que ya no se iban a financiar actos privados, el Ministerio de
Defensa ha solicitado este mes la confección de una corona de laurel, con el
lazo de la bandera de España, para un acto militar de entrega de mando de la Agrupación de Apoyo
Logístico”. (…) “Estas solicitudes –comenta en ese diario Cubero- solían concederse a la Iglesia y al Ejército, instituciones que tienen
recursos suficientes para afrontar esos gastos decorativos, que por otro lado
las decoraciones florales no es una cuestión de primera necesidad". En
este caso se trataba de una corona de laurel que
debía ser colocada en la estatua de los
Mártires de la Plaza de España. La
austeridad se impone. El que quiera flores, que las compre.
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