Me parece perfecto que Cristóbal
Montoro intervenga las cuentas del Ayuntamiento de Madrid por incumplir las
reglas de gasto de la alcaldesa Carmena.
Pero aquí nadie habla de los despilfarros, esos sí que fueron de libro, de Ruiz Gallardón y Botella, respectivamente, anteriores alcaldes. Por otro lado,
produce vergüenza, por ejemplo, que una televisión que ser paga con los
impuestos de todos los ciudadanos no haya ofrecido ayer la comparecencia de Manuel Morocho en sus informativos,
donde ese policía aseguró en el Congreso de los Diputados, refiriéndose a la
trama de Gürtel, que “existen indicios de que la estructura del Partido Popular
respondía al perfil de una organización delictiva”. Una financiación irregular
que presuntamente, según Morocho, incluía pagos a Mariano Rajoy. Hoy, Alejandro
Unurrieta, en Vozpópuli, en su
artículo “Nos entretienen con Cataluña”,
cuenta con acierto que “mientras todas las mentes oficiales en España están
pensando cómo incriminar a gobernantes catalanes por saltarse la ley y por
causar un dolo económico significativo, el resto de administradores que han
robado, estafado, y causado muchísimo más daño económico, se dedican a
pontificar sobre el cumplimiento de la ley y el orden. Detrás de esta deriva
está, sin duda, la intención de ahogar los verdaderos problemas económicos que
sufre la economía española, a los que la prensa y la academia ortodoxa prestan
una inestimable ayuda”. (...) “Porque la realidad es que la precariedad se ha
instalado de forma estructural en la economía española. En 2017 se superarán
los 20 millones de contratos firmados en un solo año, récord histórico. A la
vez que, supuestamente, se recupera el mercado laboral, la precariedad crece
con ella, lo que redunda en un aumento del empleo a tiempo parcial y la
temporalidad. Esta alcanzó el 27,4% durante el verano, pero si utilizásemos los
datos de contratación de la
Seguridad Social de octubre la tasa se elevaría al 31,5%.
Habría que remontarse a 2007 para encontrar un mes tan aciago en este sentido”
(...) “Aquí lo relevante es el paro registrado de octubre en Cataluña, pero
silencio sobre la tasa de paro U6[1]
(26,2%) o el paro endémico en Andalucía, Extremadura o Baleares. Y por
supuesto, ni una palabra sobre la inversión millonaria en paraísos fiscales de
las empresas españolas o la pérdida de poder adquisitivo de pensionistas
actuales o futuros que la OCDE
cuantifica en un 30%”. Ya saben, lo del ojo y la viga, (Mateo 7, 3-5).
[1] El concepto de participación es crítico para entender las dos medidas
oficiales de desempleo del gobierno. El U3, que es la más popular y su anterior
medición fue de 7,5% y el U6, que es la medida más amplia considerando
subempleo, la gente que tiene título superior y trabaja en McDonalds o de
conserje, y su anterior medición fue de 13,9%.
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