Aquí parece que nos hubiésemos vuelto todos gilís. El
cuidadano compra marisco o sucedáneos de angulas aunque sean más insípidos que
un caramelo de tiza. En una mesa familiar, pongamos por caso en la cena de
Nochebuena, en casa de mis padres siempre había coliflor y besugo al horno. De
postre, manzanas asadas. Consistía en un recetario muy propio de la tierra
de mi madre, Bilbao. Eran los productos
que daban la huerta y el mar. Con el tiempo descubrí que me parecía más sabroso
el chicharro, pese a ser un pescado mucho más barato. Ayer hacía referencia a
los caracoles, costumbre típica de Cantabria en fecha navideñas. Personalmente
siempre he sido partidario de poner en el plato productos asequibles (reconozco
que el besugo es a día de hoy un lujo que no me puedo permitir) y fáciles de
cocinar. Hoy haré referencia a la palometa negra, de forma oval, aleta en forma
de media luna y color gris acerado (nada que ver con la palometa blanca y roja,
mal llamada besugo americano) que se pesca entre los meses de noviembre y
abril. Se trata de un pescado azul y rico en grasas, lo que la convierte en un
producto recomendable a la hora de controlar el colesterol, los triglicéridos y
demás zarandajas de la oficina del cuerpo. Hoy propongo una receta sencilla
para seis personas: palometa con tomate. Serán necesarias dos palometas. Se les
quita la cabeza, las espinas y la piel. Se cortan los lomos por la mitad para
obtener ocho filetes limpios. Se salan y se dejan escurrir. Mientras, se pica cebolla,
ajo y pimiento en juliana. Se pone todo ello en una cazuela a fuego lento con
el añadido de tres cucharadas de aceite puro de oliva. Se toman unos tomates,
se parten en dos mitades y se rallan. Cuando el conjunto de la cazuela esté
pochado se le añadirá el tomate y se dejará todo ello cocer lentamente unos
cinco minutos. A continuación, se añaden los filetes de palometa y se echa un
vasito de un buen vino blanco. El conjunto se deja cocer entre ocho y diez
minutos. Deberá servirse de inmediato. La carne de la palometa es muy
agradecida. Si se adoba la noche anterior en un marinado, basta con empanar y
freir. El resultado es espectacular.
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