domingo, 10 de diciembre de 2017

Puentes





En la noche de ayer, sábado, pude ver en la primera cadena de TVE la película “Los puentes de Madison”, filmada en 1995 en uno de los 99 condados que tiene el Estado de Iowa. En concreto, el puente que se ve en la película es el de Roseman, en los alrededores de Winterset, pueblo natal de John Wayne. Aquellos puentes se construyeron con maderas nobles y se les incorporaron techos, que solían estar pintados del color de los establos, normalmente de rojo, para que los caballos no tuvieran miedo al cruzarlos. Son como viejos vagones de mercancías sin ruedas y varados en pleno campo. En la película se utiliza por el protagonista una cámara Nikon F, con lente de una sola distancia focal. La novela comienza: “There are songs that come free from the blue-eyed grass, from the dust of a thousand country roads. This is one of them...”.  En la actualidad sólo quedan 6 de aquellos 19 puentes originales del siglo XIX: los puentes Cedar, Cutler-Donahoe, Hogback, Holliwell,  Imes y el citado Roseman, construido éste en 1883 por  Benton Jones. Tiene 32 metros y medio de longitud y fue restaurado en parte para el rodaje de la película, basada en la novela “The Bridges of  Madison County” de Robert James Waller. El coste de aquella restauración fue de 152.515 dólares. En realidad sólo se utilizaron dos puentes para el rodaje: Roseman y Holliwell. El Roseman  es también conocido como el "puente embrujado". Cuanta una leyenda que dos policías se apostaron en él durante su construcción, en 1882, para atrapar a un fugitivo de la cárcel del condado, y que cuando éste llegó allí, exhaló un escalofriante alarido al tiempo que pegó un salto sobrehumano al techo del puente y desapareció para siempre. Según esa leyenda, ese hecho probó la inocencia del perseguido. Los puentes eran bautizados por el apellido de la familia más cercana a cada uno de ellos. Aquella película,  interpretada y dirigida por Clint Eastwood nos retrotrae a 1965, año en el que durante cuatro días se vive un intenso romance entre un fotógrafo que trabaja para la revista National GeographicMagazine y una mujer casada de origen italiano. Una historia que reflejará Francesca (la protagonista) en un diario dividido en cuatro partes que sus hijos descubrirán después de su muerte. Nunca he entendido la razón por la que siempre se pasan películas de aceptable calidad a altas horas de la noche. Y una de dos, o te mueres de sueño, o te marchas a dormir con gran fastidio. Normalmente optas por lo segundo. Por cierto, en la película descubro que el río (¿Middle?) que discurre bajo el puente Roseman se encuentra en pleno estiaje, con poquísima agua en su cauce, como sucede en España con el Ebro y el resto de los ríos de la vertiente mediterránea. 

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