En la noche de ayer, sábado, pude ver en la primera cadena
de TVE la película “Los puentes de
Madison”, filmada en 1995 en uno de los 99 condados que tiene el Estado de
Iowa. En concreto, el puente que se ve en la película es el de Roseman, en los alrededores de
Winterset, pueblo natal de John Wayne.
Aquellos puentes se construyeron con maderas nobles y se les incorporaron
techos, que solían estar pintados del color de los establos, normalmente de
rojo, para que los caballos no tuvieran miedo al cruzarlos. Son como viejos
vagones de mercancías sin ruedas y varados en pleno campo. En la película se
utiliza por el protagonista una cámara Nikon
F, con lente de una sola distancia focal. La novela comienza: “There are songs that
come free from the blue-eyed grass, from the dust of a thousand country roads. This
is one of them...”. En la
actualidad sólo quedan 6 de aquellos 19 puentes originales del siglo
XIX: los puentes Cedar, Cutler-Donahoe,
Hogback, Holliwell, Imes y el citado
Roseman, construido éste en 1883
por Benton
Jones. Tiene 32 metros
y medio de longitud y fue restaurado en parte para el rodaje de la película,
basada en la novela “The Bridges of Madison County” de Robert James Waller. El coste de aquella restauración fue de
152.515 dólares. En realidad sólo se utilizaron dos puentes para el rodaje: Roseman y Holliwell. El Roseman es también conocido como el "puente embrujado". Cuanta una
leyenda que dos policías se apostaron en él durante su construcción, en 1882,
para atrapar a un fugitivo de la cárcel del condado, y que cuando éste llegó
allí, exhaló un escalofriante alarido al tiempo que pegó un salto sobrehumano
al techo del puente y desapareció para siempre. Según esa leyenda, ese hecho
probó la inocencia del perseguido. Los puentes eran bautizados por el apellido
de la familia más cercana a cada uno de ellos. Aquella película, interpretada y dirigida por Clint Eastwood nos retrotrae a 1965,
año en el que durante cuatro días se vive un intenso romance entre un fotógrafo
que trabaja para la revista National
GeographicMagazine y una mujer casada de origen italiano. Una historia que reflejará Francesca (la protagonista) en un diario dividido en cuatro partes
que sus hijos descubrirán después de su muerte. Nunca he entendido la razón por
la que siempre se pasan películas de aceptable calidad a altas horas de la
noche. Y una de dos, o te mueres de sueño, o te marchas a dormir con gran
fastidio. Normalmente optas por lo segundo. Por cierto, en la película descubro
que el río (¿Middle?)
que discurre bajo el puente Roseman
se encuentra en pleno estiaje, con poquísima agua en su cauce, como sucede en
España con el Ebro y el resto de los ríos de la vertiente mediterránea.
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