Pues nada, amigo lector, ya he terminado con mi quehacer; es
decir, ya he escrito 365 trabajos durante 2017, que es una buena forma de hacer
los deberes que me había impuesto para este año que termina. Ahora, como
acontece en los conciertos, podrían llegar los “bises” pero ningún lector me
los ha solicitado, cosa que agradezco. En consecuencia, los días que quedan de
diciembre los pienso dedicar a escuchar música, a hacer crucigramas, a leer y a
mirar por la ventana entre visillos. Algunos pasan por la acera de enfrente con
cajas de aguinaldo. Noto que cada vez son menos los trabajadores que lo
reciben. Mejor, menos que agradecer. Leo que Aznar, a través de un comunicado de FAES le “exige” a Rajoy
que le explique qué ha pasado en Cataluña con el PP. Pero Rajoy hace mutis por
el foro y achaca esa debacle al subidón de Arrimadas,
es decir, de Ciudadanos. El partido que sustenta al Gobierno central no tendrá
ni grupo propio en el Parlament y
deberá sentarse junto a los diputados de la
CUP. Tiene gracia la cosa. Ambos partidos
han recibido el carbón por anticipado de los Reyes Magos. Hoy cuenta Gonzalo
Adán en El Español que “los pronósticos de participación en las elecciones
autonómicas siempre parecían apuntar a que habría un vuelco electoral si
más catalanes acudían a votar. Se repetía que un aumento de participación
perjudicaría al independentismo y podría incluso dar la victoria a la suma de
Ciudadanos, PP y PSC”. ¡Ja, ja, qué risa! Ha quedado claro que el exalcalde de
Badalona, Xavier García Albiol, no
era el candidato ideal. Y ahora, el PP manifiesta su monumental cabreo dando patadas en el trasero de Bieito Rubido, director de ABC, al presentar una denuncia
ante la Junta
Electoral considerando que la entrevista a Inés
Arrimadas, que se publicó en ese medio el día de la jornada de reflexión, vulneró la prohibición de hacer propaganda
electoral el día antes de las elecciones. Pues nada, hay que matar al mensajero.
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