miércoles, 22 de enero de 2020

Áurea mediócritas


Acabo de leer “La reina roja”  (Ed. Cátedra) de Gonzalo Suárez. No sé cómo clasificarla. Es una historia sórdida. En el capítulo VIII (“Antesala del infierno”) me choca cuando el autor escribe en la página 56: “Puse la fotografía sobre el tapete. Justo en el momento en el que [Paraiso] se disponía a cuajar su treintaisieteava carambola”. A mi entender, lo correcto hubiese sido escribir “la trigesimoséptima carambola”. El autor, sin duda por un lapsus perdonable, se había embrollado con los números ordinales y los partitivos. Ello me da pie para hacer algunas consideraciones en lo que respecta a números ordinales, cardinales y partitivos. Me canso de ver escrito “decimoprimero” y “decimosegundo” cuando lo correcto es decir, o escribir, undécimo y duodécimo. Se tenderá siempre a utilizar los ordinales entre el primero y el vigésimo y los cardinales podrán sustituir a los ordinales a partir del décimo, algo que se entiende fácilmente al hacer referencia a reyes o a papas.  Por otro lado, debe mantenerse la concordancia de “un” y “una” en los cardinales compuestos y no debemos olvidar  que el numeral distributivo “sendos” significa “uno (para, de, en) cada uno de dos o más de dos”. Los libros de estilo facilitan la labor. ¡Cuánto se echa en falta “El dardo en la palabra”, del zaragozano Fernando Lázaro Carreter! En lo que a mí respecta, líbreme Dios de pretender dar lecciones al lector. Me conformo con poderlas recibir e intentar asimilarlas. Como bien decía Lázaro, “tan espontáneo es el ‘andé’ de niño como el ‘anduve’ de la madre que lo corrige; simplemente ésta actúa en un nivel cultural superior”. De eso se trata. Añadía Lázaro que "entre el purismo (freno a todo lo extranjero) y el casticismo (vigencia permanente de lo propio y castizo) conviene evitar cambios disgregadores". Lo correcto, siempre, es lo más sencillo: hablar y escribir con propiedad y sin afectación, para que todos puedan entendernos. En el áurea mediócritas está la virtud.

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