Áurea mediócritas
Acabo de leer “La
reina roja” (Ed. Cátedra) de Gonzalo Suárez. No sé cómo
clasificarla. Es una historia sórdida. En el capítulo VIII (“Antesala del infierno”) me choca cuando el autor escribe en la
página 56: “Puse la fotografía sobre el
tapete. Justo en el momento en el que [Paraiso] se disponía a cuajar su
treintaisieteava carambola”. A mi entender, lo correcto hubiese sido escribir
“la trigesimoséptima carambola”. El
autor, sin duda por un lapsus perdonable, se había embrollado con los números
ordinales y los partitivos. Ello me da pie para hacer algunas consideraciones
en lo que respecta a números ordinales, cardinales y partitivos. Me canso de
ver escrito “decimoprimero” y “decimosegundo” cuando lo correcto es
decir, o escribir, undécimo y duodécimo. Se tenderá siempre a utilizar
los ordinales entre el primero y el vigésimo y los cardinales podrán sustituir
a los ordinales a partir del décimo, algo que se entiende fácilmente al hacer
referencia a reyes o a papas. Por otro
lado, debe mantenerse la concordancia de “un”
y “una” en los cardinales compuestos y no debemos olvidar que el numeral
distributivo “sendos” significa “uno
(para, de, en) cada uno de dos o más de dos”. Los libros de estilo facilitan la
labor. ¡Cuánto se echa en falta “El dardo
en la palabra”, del zaragozano Fernando
Lázaro Carreter! En lo que a mí respecta, líbreme Dios de pretender dar
lecciones al lector. Me conformo con poderlas recibir e intentar asimilarlas.
Como bien decía Lázaro, “tan espontáneo es el ‘andé’ de niño como el ‘anduve’
de la madre que lo corrige; simplemente ésta actúa en un nivel cultural
superior”. De eso se trata. Añadía Lázaro que "entre el purismo (freno a todo lo extranjero) y el
casticismo (vigencia permanente de lo propio y castizo) conviene evitar cambios
disgregadores". Lo correcto, siempre, es lo más sencillo: hablar y escribir con
propiedad y sin afectación, para que todos puedan entendernos. En el áurea mediócritas está la virtud.
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