lunes, 27 de enero de 2020

Mirando por el retrovisor



Hoy se cumplen 75 años de la liberación de la mayor fábrica de muerte, Auschwitz, en Polonia.  El ejército ruso liberaba a más de 7.000 prisioneros en ese campo de prisioneros. La consecuencia de todo ello es que más vale una democracia, aunque sea mediocre, que un régimen totalitario. Pero hemos cambiado de siglo hace ya 20 años y esperamos todos que esos ominosos crímenes que constituyeron el Holocausto no vuelvan a repetirse nunca. Como dijo  Albert Camús: “El fin nunca justifica los medios. Son los medios los que justifican el fin”. El nacionalsocialismo no aceptó los términos del Tratado de Versalles. Alemania no pudo pagar las indemnizaciones derivadas de la Primera Guerra Mundial y la Depresión del 29 agravó más la crisis germana. Fue entonces cuando apareció en escena un loco, Adolf Hitler, que en 1934, a la muerte de Hindenburg, fue asignado sucesor con el título de Führer, adoptando como símbolo y bandera la esvástica colocada dentro de un círculo blanco y rodeado de un campo rojo. Comenzaba el Tercer Reich. Lo que vino después es bien conocido. El balance final de aquella contienda fue de alrededor de 60 millones de muertos entre civiles y militares, entre los que se incluyeron 22.000 españoles.

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