sábado, 25 de enero de 2020

Inquietantes presencias


Ya casi no quedan cafetines de aquellos con puertas giratorias, limpiabotas, cerillero y humo de tagarninas, donde poder pasar las tediosas tardes invierno. Tampoco van quedando cabarets al estilo del Royal Concert, en una calle con nombre de cura al que los franceses tiraron al Ebro desde el Puente de Piedra. Me refiero a Santiago Boggiero. En el Royal Concert, o Salón Variedades, o Salón Oasis, que de las tres formas se llamó el local de espectáculos, Carmen de Lirio (hija de un lechero de apellido Forns, del barrio de Las Delicias), Conchita Granados, Tina Seg, Trini Moreu, la Fornarina, la Chelito (las dos últimas eran hijas de guardias civiles) hacían las delicias del respetable. Claro, tampoco estamos en la Segunda República, cuando el Royal Concert pasó a llamarse, como decía, Salón Variedades, hasta que el barón de la Menglana, crítico teatral de Heraldo de Aragón, lo bautizó como Salón  Oasis. Y con aquel nombre se quedó. Por aquellos años (1931) al bilbilitano Francisco Lafuente Zabalo, del Comercio, se le ocurrió la letra de una graciosa coplilla:
Llevaron a un baturrico
una noche a un cabaré,
y al salir, dijo riendo:
¡qué rico estaba el café!
Hasta que una madrugada, en mayo de 1928, Nicéforo Rodríguez asesinó a Conchita Granados de un seco disparo en el foyer de la sala. Sólo tenía 16 años. Fue como la muerte de un roncal. El juez de guardia,  Ángel Villar, se personó poco después en la comisaría donde había sido llevado el asesino. Ay,  qué pena todo. Esta mañana paseé por la puerta del Salón Oasis. Nadie. Nada. Noté, sin embargo, inquietantes presencias. Sólo eran fruto de mi imaginación. Una señora de falda apretada hablaba por un telefonino mientras permitía que su fox-terrier levantase la pata y meara en arco a una farola. En un bar de la calle Conde de Aranda tomé un vermú rojo con sifón y un perdigacho (sardina en salmuera) antes de proseguir trayecto hacia casa. No pude quitarme de la cabeza a Conchita Granados, la pobre adolescente difunta.

No hay comentarios: