Ya casi no quedan cafetines de aquellos con puertas
giratorias, limpiabotas, cerillero y humo de tagarninas, donde poder pasar
las tediosas tardes invierno. Tampoco van quedando cabarets al estilo del Royal Concert, en una calle con nombre de
cura al que los franceses tiraron al Ebro desde el Puente de Piedra. Me refiero
a Santiago Boggiero. En el Royal Concert, o Salón Variedades, o Salón
Oasis, que de las tres formas se llamó el local de espectáculos, Carmen de Lirio (hija de un lechero de
apellido Forns, del barrio de Las
Delicias), Conchita Granados, Tina Seg, Trini Moreu, la Fornarina,
la Chelito (las dos últimas eran
hijas de guardias civiles) hacían las delicias del respetable. Claro, tampoco
estamos en la Segunda República, cuando el Royal
Concert pasó a llamarse, como decía, Salón
Variedades, hasta que el barón de la
Menglana, crítico teatral de Heraldo
de Aragón, lo bautizó como Salón Oasis. Y con aquel nombre se quedó. Por
aquellos años (1931) al bilbilitano Francisco
Lafuente Zabalo, del Comercio, se le ocurrió la letra de una graciosa
coplilla:
Llevaron a un baturrico
una noche a un cabaré,
y al salir, dijo riendo:
¡qué rico estaba el café!
una noche a un cabaré,
y al salir, dijo riendo:
¡qué rico estaba el café!
Hasta que una madrugada, en mayo de 1928, Nicéforo Rodríguez asesinó a Conchita
Granados de un seco disparo en el foyer de la sala. Sólo tenía 16 años. Fue
como la muerte de un roncal. El juez de guardia, Ángel
Villar, se personó poco después en la comisaría donde había sido llevado el
asesino. Ay, qué pena todo. Esta mañana
paseé por la puerta del Salón Oasis. Nadie. Nada. Noté, sin embargo,
inquietantes presencias. Sólo eran fruto de mi imaginación. Una señora de falda
apretada hablaba por un telefonino mientras permitía que su fox-terrier levantase la pata y meara en
arco a una farola. En un bar de la calle Conde de Aranda tomé un vermú rojo con
sifón y un perdigacho (sardina en
salmuera) antes de proseguir trayecto hacia casa. No pude quitarme de la cabeza
a Conchita Granados, la pobre adolescente difunta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario