El 4 de
noviembre de 1944 llegaba a Terrer un nuevo médico licenciado en Valladolid dispuesto
a prestar sus servicios en La Compañía de
Alcoholes, S.A. Tenía entonces 28 años y era soltero. Estoy refiriéndome a
mi padre. El trabajo se lo había ofrecido don
Benito Lewin Auser, amigo de mi abuelo materno y por aquellos días jefe del
servicio de Caja del Banco de España en la sucursal de Santander. Ahora,
leyendo viejas crónicas de El Regional,
periódico bilbilitano, descubro que justo 28 años antes, el 4 de noviembre de
1916, se inauguraba una alcoholera en Terrer de esa sociedad bilbaína
inicialmente establecida en Lamiaco y que dos años más tarde se convertiría en
Azucarera hasta su cierre a comienzos de los años 70. La Compañía de Alcoholes había sido absorbida en 1928 por la Azucarera del Ebro y un año más tarde,
en 1929, se constituyó la firma Ebro,
compañía de Azúcares y Alcoholes, S.A., con domicilio social en Madrid.
Veamos ahora lo que señalaba aquella crónica el 4 de noviembre de 1916:
Inauguración
de la Alcoholera de Terrer
Invitados
por el señor Gerente de la Compañía
de Alcoholes, S. A, Bilbao, don Benito
Lewin y Auser, a la bendición
de la fábrica que dicha Sociedad ha
construido, en Terrer, a la hora
señalada partimos en tres coches, los
señores alcalde ejerciente
don
Francisco Lafuente, concejales don José Domínguez, don Constantino Fuentes don
Santos Gómez y Secretario señor Ibáñez; señor
Teniente Coronel, Comandantes señores
Moliner y Meléndez; señores
Blas (don Andrés, don Pascual y don
Juan); señores Urzáiz, Zaro,
Ramírez, Ostáriz (don Manuel, Antonio y
Augusto) Cobos, Cherráil,
López Landa, Vidal, Clemente, Rancaño,
Malo y otros, siendo recibidos
a la entrada del pueblo por el señor
Director de la fábrica
al volteo de las campanas y acordes de
la música, encontrando al
pueblo de Terrer como en los días de
mayor fiesta y a las nubes
descargando
un aguacero bastante para refrescar un poco a los expedicionarios. Trasladados
desde la plaza del pueblo a la fábrica, a la cabeza la banda de música y
seguidos las autoridades del pueblo, el vecindario en masa y los invitados al
acto, a la entrada de la fábrica se había levantado un bonito arco y
muchos gallardetes, y adosado a uno de los departamentos, un altar
realzado por un hermoso
cuadro de la Virgen del Pilar, cuya
advocación y patrocinio acoge la
nueva
fábrica. Después de visitar todos los departamentos de la nueva alcoholera, movida por tres hermosos
generadores que ponen en acción
a la complicada y bien combinada
maquinaria, en amplios departamentos
y montada con todos los adelantos de la
moderna y progreso
industrial, efectuó la bendición,
oficiando el acto el M. I. señor Vicario
General, don Valentín Mateo, ayudado por
el párroco don Lino Matute
y el coadjuntor don Juan Tomás. Dichas
las preces de ritual ante el
improvisado altar, fueron recorriendo
todos los departamentos para
llevar la santa bendición, acompañados
los sacerdotes por el señor
Director, Alcalde del pueblo y Juez
municipal (...).
En la actualidad, parte de
aquella factoría se destina a la destilación de bebidas alcohólicas bajo la
firma Bodegas Valdepablo. Quizás el
vinatero Ángel Luis Pablo Uriol no
sepa que junto a la base de la chimenea
se puso la primera piedra. Me lo contó hace
muchos años un trabajador de la desparecida azucarera que asistió con curiosidad de niño a aquellos actos inaugurales de 1916.
Aquí dejo constancia de ello.
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