martes, 28 de enero de 2020

El baúl de los recuerdos



 El 4 de noviembre de 1944 llegaba a Terrer un nuevo médico licenciado en Valladolid dispuesto a prestar sus servicios en La Compañía de Alcoholes, S.A. Tenía entonces 28 años y era soltero. Estoy refiriéndome a mi padre. El trabajo se lo había ofrecido don Benito Lewin Auser, amigo de mi abuelo materno y por aquellos días jefe del servicio de Caja del Banco de España en la sucursal de Santander. Ahora, leyendo viejas crónicas de El Regional, periódico bilbilitano, descubro que justo 28 años antes, el 4 de noviembre de 1916, se inauguraba una alcoholera en Terrer de esa sociedad bilbaína inicialmente establecida en Lamiaco y que dos años más tarde se convertiría en Azucarera hasta su cierre a comienzos de los años 70. La Compañía de Alcoholes había sido absorbida en 1928 por la Azucarera del Ebro y un año más tarde, en 1929, se constituyó la firma Ebro, compañía de Azúcares y Alcoholes, S.A., con domicilio social en Madrid. Veamos ahora lo que señalaba aquella crónica el 4 de noviembre de 1916:
Inauguración de la Alcoholera de Terrer
 Invitados por el señor Gerente de la Compañía
de Alcoholes, S. A, Bilbao, don Benito Lewin y Auser, a la bendición
de la fábrica que dicha Sociedad ha construido, en Terrer, a la hora
señalada partimos en tres coches, los señores alcalde ejerciente
don Francisco Lafuente, concejales don José Domínguez, don Constantino Fuentes don Santos Gómez y Secretario señor Ibáñez; señor
Teniente Coronel, Comandantes señores Moliner y Meléndez; señores
Blas (don Andrés, don Pascual y don Juan); señores Urzáiz, Zaro,
Ramírez, Ostáriz (don Manuel, Antonio y Augusto) Cobos, Cherráil,
López Landa, Vidal, Clemente, Rancaño, Malo y otros, siendo recibidos
a la entrada del pueblo por el señor Director de la fábrica
al volteo de las campanas y acordes de la música, encontrando al
pueblo de Terrer como en los días de mayor fiesta y a las nubes
descargando un aguacero bastante para refrescar un poco a los expedicionarios. Trasladados desde la plaza del pueblo a la fábrica, a la cabeza la banda de música y seguidos las autoridades del pueblo, el vecindario en masa y los invitados al acto, a la entrada de la fábrica se había levantado un bonito arco y muchos gallardetes, y adosado a uno de los departamentos, un altar realzado por un hermoso
cuadro de la Virgen del Pilar, cuya advocación y patrocinio acoge la
nueva fábrica. Después de visitar todos los departamentos de la nueva  alcoholera, movida por tres hermosos generadores que ponen en acción
a la complicada y bien combinada maquinaria, en amplios departamentos
y montada con todos los adelantos de la moderna y progreso
industrial, efectuó la bendición, oficiando el acto el M. I. señor Vicario
General, don Valentín Mateo, ayudado por el párroco don Lino Matute
y el coadjuntor don Juan Tomás. Dichas las preces de ritual ante el
improvisado altar, fueron recorriendo todos los departamentos para
llevar la santa bendición, acompañados los sacerdotes por el señor
Director, Alcalde del pueblo y Juez municipal (...).

En la actualidad, parte de aquella factoría se destina a la destilación de bebidas alcohólicas bajo la firma  Bodegas Valdepablo. Quizás el vinatero Ángel Luis Pablo Uriol no sepa  que junto a la base de la chimenea se puso la primera piedra. Me lo contó  hace muchos años un trabajador de la desparecida azucarera que asistió con curiosidad  de niño a aquellos actos inaugurales de 1916. Aquí dejo constancia de ello.

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