jueves, 23 de junio de 2022

¿Priorizar actuaciones, dice usted?

 

 

Leo en Diario de Teruel una entrevista que Javier Millán hace a Carmen Bentué, geógrafa, donde se habla de la despoblación territorial. Señala Bentué, una de las autoras del Mapa 174 (que zonifica los municipios españoles en riesgo demográfico), que es necesario zonificar los territorios más despoblados para poder priorizar actuaciones. Pues yo le diría a esa geógrafa, a la que no tengo el gusto de conocer, que Teruel, sin ir más lejos, es una de las provincias más envejecidas de España; y que, en consecuencia, la “herramienta” de tener hijos y crear nuevas escuelas solo será útil si llegan a  aldeas perdidas inmigrantes jóvenes dotados de un excelente priapismo y con deseos de poder aclimatarse al entorno y echar raíces, pero para ello también será necesario crear tejido empresarial y mejorar las comunicaciones, ambas cosas esenciales. Vergonzósamente, Teruel es la única capital de provincia que todavía no dispone de línea ferroviaria directa con Madrid. Pero, según  parece, al turolense le preocupa más la caída al suelo del Torico, ese "becerro de oropel", ese juguete roto que nada tiene que ver con la eficacia. Para colmo, ahora resulta que el Torico no es de bronce sino de hierro colado y que a los turolenses les dieron el cambiazo no se sabe cuándo. Vaya usted a saber... Yo, si fuese la alcaldesa Emma Buj, le preguntaría a los descendientes de  Felipe Gómez-Cordobés Barberá, que custodió al Torico en su domicilio durante la Guerra Civil con el fervorín del que guarda en su casa una urna con la imagen de san Antonio, en evitación de que pudiese ser destruido por las bombas durante los ataques aéreos de los dos bandos.  Aquí y ahora hay que decirlo todo: la provincia de Teruel ha perdido en un siglo la mitad de su población, al pasar de los 265.908 habitantes de 1910, su máximo histórico, a los 135.562 de 2018. La diáspora ha sido la causa fundamental. Del mismo modo, según un documento del Departamenteo de Vertebración del Territorio (“Directriz Especial de Política Demográfica y contra la Despoblación”, Tomo IV), durante el lustro 2012-2016 se aprecia una preocupante pérdida poblacional. Así, tanto las tres cabeceras provinciales, como ocho de las nueve cabeceras supracomarcales y todas las restantes cabeceras de comarca pierden población, con mermas absolutas, muy significativas en Zaragoza (-18.516 habitantes), Ejea de los Caballeros (-639 habitantes), Calatayud (-983 habitantes), Andorra (-391 habitantes) y Sabiñánigo (-892 habitantes). En términos porcentuales, los datos negativos más importantes se observan en los municipios de Calamocha (-4,61%), Calatayud (-4,64%), Boltaña (-12,18%) y Daroca (-8,78 %). Con esos mimbres mal puede hacerse una cesta para colocar membrillos en ella. Claro, también puede confiarse en el imán de la atracción turística, y de hecho se están construyendo muchas “casas rurales” en nuestros pueblos, muy bien dispuestas, provistas de cinco o seis habitaciones para dar cobijo a los amantes del senderismo. Pero eso no parece suficiente. Sin médico, sin oficina de farmacia, sin escuelas, sin ambulancia, sin  cuartel de la Guardia Civil, recibiendo el pan  y otros artículos de consumo casi a mediodía (cuando llegan furgonetas de reparto, siempre que el pueblo no esté aislado por la nieve) por carreteras infames…, nada se hace cómodo y, a  mi entender, vivir en un pequeño pueblo turolense produce desazón. La paz solo llega para el anciano cuando fallece y un médico (que nunca le ha visitado en consulta ni le conoce) certifica que su defunción se ha producido  “por causas naturales”. No hay que olvidar que 5 de los 10 pueblos más altos de España están en Teruel, 2 de ellos en la comarca de Sierra de Gúdar-Javalambre y los otros 3 en la comarca de Sierra de Albarracín. Reconozco que hay que priorizar actuaciones, como dice Bentué. El problema, segun se desprende, es cómo llevar la "transustanciación social", valga el término escolástico, de esa utopía a la práctica.

No hay comentarios: