miércoles, 29 de junio de 2022

Un abanico en el Rif

 


Los prorrusos de Podemos, actuales socios de Gobierno, que no entienden que Europa y Estados Unidos ayuden con armamento y munición a Ucrania, acaban de dar un paso más hacia el precipicio, no estando conforme con la ampliación americana en Rota en número de destructores y efectivos. Pero, claro, como el PSOE se apoya en grupos de izquierda para gobernar, de aquellos polvos vienen estos lodos. No se debió nunca gobernar con quienes le producían -eso dijo Sánchez- insomnio.  En ese sentido, leo en Vozpópuli que “en Podemos recelan de la petición de Estados Unidos porque consideran que el coste económico lo asumirá España”. El hecho de que Biden haya declarado en Madrid, al comienzo de la Cumbre de la OTAN, que “Ceuta y Melilla se incluirán en la defensa colectiva”, es un alivio para España, que no las tenía todas consigo. Ahora será el Consejo de Ministros, primero, y el Congreso de los Diputados, después, los que deberán aprobar el aumento de navíos militares americanos en Rota. Dada la posición del principal socio del Gobierno, a Sánchez no le queda otra que intentar pactar ese aumento de la flota yanki  en aguas españolas con el Partido Popular. Es lo que tiene gobernar con políticos “aficionados” que creen ser más demócratas por presentarse en audiencia ante el jefe del Estado en mangas de camisa, como hizo el entonces impresentable  vicepresidente Iglesias. Pero, cuidado con Marruecos. Gabriel Sanz, en ese mismo medio, recuerda que “hasta el vencedor de la infausta Guerra Civil, el dictador Franco, que puso en la mesilla de noche de su dormitorio en el Palacio de El Pardo la supuesta mano incorrupta de santa Teresa, vivió protegido, además de por la santa mano, por la baraka y la Guardia Mora, que seguro fue mucho más efectiva”. (…) “El líder socialista había puesto todos los huevos en la cesta del previsible éxito que iba a ser la cumbre OTAN para relanzar al PSOE y a sí mismo en las encuestas, y un inoportuno  exceso de celo de la policía marroquí con inmigrantes subsaharianos el viernes pasado lo ha desbaratado”. Mohamed VI es un felino que araña y se tira a la yugular cuando menos te lo esperas. Sánchez se arrastró como una culebra hace pocas fechas en Rabat susurrándole con rumores de caracola al rey moro que el Sahara era suyo y, además, como diría Felipe González, le daba dos huevos duros. Pero ese vasallaje vergonzoso no le ha servido a Sánchez para que Melilla se convirtiese poco tiempo después en un polvorín con veintitantos muertos y un porrón de heridos por la represión marroquí cuando intentaban escalar la valla, y cuando los escaladores intentaban abrirse paso a palos y pedradas. Pero ahora Marruecos dice que Argelia tuvo la culpa, “que los atacantes se infiltraron por la frontera argelina y que habían sido entrenados por milicianos, bla, bla, bla…". Inexplicablemente, Sánchez declaraba el pasado viernes, que “el asalto se ha resuelto bien, agradeciendo a Marruecos su colaboración”. Más tarde tuvo que rectificar aquellas declaraciones diciendo que “no había visto el video de los hechos”. Pues si no sabe, como es su obligación, mejor se está callado. No sé qué bebedizo le dieron a Sánchez en su último viaje a Rabat, que le ha dejado en offside. De no ser así, parece difícil poder explicar en rigor su escasa información sobre los violentos hechos acaecidos en esa ciudad autónoma enclavada en el Rif y que luce en su escudo las armas de la Casa de Medina Sidonia desde 1913, con fronteras delimitadas por el Tratado de Wad-Ras en 1860, trazadas hasta donde llegaba el perímetro abanicado de las balas del cañón “Caminante”. De ahí el arco de media luna de su frontera.

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