jueves, 16 de marzo de 2023

Despropósitos

 


En España hasta existen puentes donde no pasa un río ni discurren las aguas de barrancadas cuando se producen lluvias torrenciales, como bien pude comprobar leyendo “Memoria sobre el estado de las Obras Públicas en España” (Madrid. Imprenta Nacional, 1856) de la que se hizo una edición facsímilar en septiembre de 2001 con ocasión de haberse cumplido el sesquicentenario de la creación del Ministerio de Fomento y sobre la obra original, depositada en la biblioteca de ese Ministerio,  de la que se tiraron 125.000 ejemplares con el añadido de un breve prólogo del entonces ministro Francisco Álvarez-Cascos, y el apéndice de un mapa itinerario litografiado en 1855 de “carreteras y líneas electro-telegráficas”  expresado en leguas. Pues bien, hoy leo en El Correo de Zamora que en Moraleja del Vino (Zamora) a sólo 9 kilómetros de la capital, existe una calzada en buen estado de conservación,  con aceras y pasos de cebra incluidos, que no conduce a ninguna parte. La posible respuesta al porqué de esa carretera inconclusa tal vez podría tenerla la actual alcaldesa del PP, Eva Calvo Pacho. Todo es posible en este país después de conocer el resultado de aquella fracasada vía férrea “Santander-Mediterráneo” a comienzos del siglo XX que pretendía unir los puertos marítimos de Santander y Valencia para dar salida a las mercancías de los productos interiores. Se dejó inconcluso el túnel de La Egaña, el proyecto estuvo salpicado de corrupciones y en marzo de 1930, Indalecio Prieto, en el Ateneo de Madrid, llegó a acusar a Alfonso XIII de haber intervenido en ciertas concesiones poco transparentes. Lo cierto es que el Gobierno de la recién nacida República abrió investigaciones sobre su enriquecimiento ilícito y, algo más tarde, las Cortes constituyentes crearon una comisión de responsabilidades que incluyó entre sus imputaciones al monarca la de causar perjuicios al Estado “por los actos de inmoralidad administrativa, en los que fue notorio su influjo durante la dictadura de Primo”. Se decía por entonces que Isidro Pedraza, expresidiario y aventurero,  ofrecía dinero al monarca por la concesión de monopolios en España. También, que había contactado con el rey en Deauville y le había hablado de obtener licencia para construir un ferrocarril de ancho europeo entre Hendaya y Algeciras, y de otros chanchullos, a cambio de una prima de un millón de libras esterlinas. Ahí lo dejo. Nunca he entendido el empeño de que la forma de Estado en España sea la Monarquía. ¿A quién benefició, además de a Suárez, incrustar al sucesor puesto a dedo por Franco en la Constitución del 78? Mejor nos hubiese ido de haber hecho caso a Prim: "Los Borbón nunca más", si bien es cierto que los Saboya tampoco dieron juego. Los reyes, a mi entender, solo dan juego en la baraja, y tienen razón de ser en el ajedrez, donde se permite el enroque. Me siento republicano, además de (como decía Baroja) agnóstico y dogmatófago.  Pero a lo que iba. De nada sirvió perforar una docena de túneles y levantar más de 40 puentes, 32 estaciones, 16 apartaderos y 9 apeaderos. Casualmente, estos días está ADIF levantando raíles y traviesas de la “Ruta de la Plata” (Sevilla-Gijón, de más de 900 kilómetros) por no estar operativa, entre Salamanca y Zamora; más concretamente 12 kilómetros entre Salamanca y Valcunciel, para implementar una nueva vía verde con miras al cicloturismo.  En 2015 ya se había desmantelado un puente ferroviario entre Valcunciel y Huelmos.

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