miércoles, 29 de marzo de 2023

Por disipar la modorra

 


El diputado de la agrupación Teruel Existe en el Congreso, Tomás Guitarte, no deja de sorprenderme. Sus ocurrencias le ha llevado a intentar modificar la Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía Social, para catalogar en un nuevo rango  los bares de los pueblos de menos de 200 habitantes; y, también,  la venta ambulante. Para Guitarte, las tascas de las aldeas son espacios de convivencia, es decir, el cuarto de estar común donde los vecinos pueden reunirse en cada atardecida para tomar unos cafés o unos chatos de vino, jugar al guiñote, calentarse en al estufa y hablar del tiempo. Según Guitarte, ello contribuye a la cohesión territorial. Se le ha olvidado señalar al político que a esa cohesión territorial también podría ayudar que en el bar del pueblo se pusiera un tabladillo, para que los fines de semana pudiera actuar una animadora y cantar a los pocos ancianos que van quedando cuplés picantes al estilo de cómo lo hacía Aurora Purificación Mañanós Jauffret, más conocida como La Goya, entonando el “Ven y ven” o el “Tápame” por disipar la modorra. La Goya cedió su nombre artístico en 1914 a una importante manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, aprovechando que la tonadillera pasaba grandes temporadas en la casa sanluqueña de Tomás Delgado Ñudi, gerente de la firma. Estoy casi convencido de que viendo cantar a la animadora que les toque en suerte los fines de semana  y echándose al coleto unos catavinos de oloroso lebrero, los ancianos se sentirán tan reconfortados como si les acabase de administrar el practicante una inyección de penicilina, o una cucharadita como la de aquel “Fercobre fólico” rojo y dulzón que nos daban nuestras madres cada mañana a los niños endebluchos y pálidos antes de tomar el camino de la escuela. Lo que mata no es la vejez sino la soledad en el silente páramo.

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