La comedia nueva

 

Hoy, 2 de noviembre, cumple 85 años Sofía de Grecia y descubro que ya están colocando en Zaragoza las luces navideñas y el belén de la plaza del Pilar. Supongo, no sé, que ya se habrá terminado esa fiesta importada del Halloven para asustar a sietemesinos  y que todo está casi dispuesto en el Congreso  de los Diputados para la probable investidura del actual presidente en funciones, Pedro Sánchez. De momento los catalanes ya tienen su regalo anticipado de los Reyes de Oriente, el tren eléctrico, o sea, esas rodalías traspasadas íntegramente a la Generalidad y que incluyen vías, trenes, la financiación de sus pésimas infraestructuras y puede que hasta el traspaso de los maquinistas, por su pacto con ERC. La luna, al menos de momento, no se la ha entregado Sánchez a los catalanes, aunque todo se andará tras la amnistía prometida a Carles Puigdemont y al resto de insurgentes. Esta comedia nueva  me recuerda a  aquel fandango de Pepe Pinto, “Menos faltarle a mi mare”, que decía: “…y mira, yo no me quejo / de tus caprichos constantes /. ¿Quieres un vestío? / ¿Quieres un reló? / ¡De brillantes!”. Y además, dos huevos duros, que añadiría Felipe González. Pedro Sánchez, en su último encuentro con Pere Aragonés (y García, por parte de madre) se le tiró a sus brazos medio quejumbroso, como hacía Manolo Caracol cuando acompañado al piano por Arturo Pavón cantaba  “La niña de fuego” en su tablado madrileño  de la calle Barbieri:  “Desde la cuna, / a mi mare de mi alma / la quiero desde la cuna, / ¡por Dios! no me la avasalles / que mare no hay más que una / y a ti te encontré en la calle”. Pues nada, paciencia y a barajar.