lunes, 27 de noviembre de 2023

Títeres sin cabeza

 

A mi entender, lo malo del diario digital El Debate no es que tenga una clara ideología ultraderechista, que la tiene. Lo peor del diario digital que dirige Bieito Rubido, renacido en 2021 del fundado por Guillermo de Rivas en 1910, es que a mi entender es tendencioso, faltón y hasta grosero en sus artículos de opinión. Una cosa es la libertad de expresión y otra muy distinta la desconsideración gratuita de plumillas (muchos de ellos desertores o expulsados del diario ABC) que, en demasiadas ocasiones, descargan palos de ciego a todo lo que se menea hasta dejar títere sin cabeza. Tanto es así que, en demasiadas ocasiones, produce en el lector, al menos en mi caso, la sensación de que no contrasta muchas informaciones con el rigor necesario que requiere la prensa libre e independiente. Hoy, leyendo El Correo de Andalucía, compruebo con sorpresa que no soy el único lector que comparte ese criterio. Me refiero al enfado de Manuel Bohórquez en su artículo “¿Cantaora analfabeta?” en referencia a Pastora Pavón Cruz, conocida artísticamente por La Niña de los Peines. El titular de El Debate decía: “La niña de los peines, la gran cantaora analfabeta, ídolo de Lorca y de Falla, olvidada por las feministas”, en referencia a un artículo de Mario de las Heras, máster en Periodismo (El Mundo) y autor del blog (“Tiernamente adorables”) que a veces leo sin demasiado interés. Pues bien, el masterado De las Heras irrita a Bohórquez por escribir el nombre artístico de Pastora Pavón con minúsculas. También, por tildarla de “analfabeta”. Como bien aclara Bohórquez, “se atreve a decir [Mario de las Heras] que la cantaora se puso ‘a la sombra de su marido, Pepe Pinto’, que es otro insulto. Pastora jamás se puso a la sombra de su marido, ni de nadie. Se casó con él porque lo quería y se alejó de los escenarios porque, como le dijo a la periodista feminista Josefina Carabias en Crónica, tenía ganas de retirarse de las tablas para dedicarles tiempo a su hija y a su marido. Tenía más de cuarenta años y cantaba desde la niñez, llevando el peso económico de la familia porque su padre, el célebre Paíti, se rompió la espalda construyendo un puente en Mérida. Pastorita no pudo ir mucho al colegio porque tenía que cantar en circos, tabancos de mala muerte y reservados, mientras su madre, Pastora Cruz Vargas, de El Arahal, vendía claveles en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla”. Y abundando en detalles, aclara Bohórquez con respecto a De las Heras que éste “se atreve a decir que la cantaora se puso ‘a la sombra de su marido, Pepe Pinto’, que es otro insulto. Pastora jamás se puso a la sombra de su marido, ni de nadie. Se casó con él porque lo quería y se alejó de los escenarios porque, como le dijo a la periodista feminista Josefina Carabias en Crónica, tenía ganas de retirarse de las tablas para dedicarles tiempo a su hija y a su marido. Tenía más de cuarenta años y cantaba desde la niñez, llevando el peso económico de la familia porque su padre, el célebre Paíti, se rompió la espalda construyendo un puente en Mérida. Pastorita no pudo ir mucho al colegio porque tenía que cantar en circos, tabancos de mala muerte y reservados, mientras su madre, Pastora Cruz Vargas, de Arahal, vendía claveles en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla. Abundando en detalles, Bohórquez cuenta que “el Paíti, padre de la artista, era un gitano herrero de El Viso del Alcor, criado en Tocina, que leía novelas del Rey Arturo, de Enrique Pérez Escrich. [¿?]  Aunque su primogénito, Arturo Pavón Cruz, se llamó en realidad José Ángel, le decía Arturo por las novelas. Arturo adoraba a Mozart y el otro hermano cantaor, Tomás, a Chopén [sic)”. ¿Tan buenos gustos en casa de analfabetos?”. Conviene aclarar que no es lo mismo ser iletrado que ser inculto, de la misma manera que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo, como bien aclaró Cela en una sesión del Senado cuando Antonio Fontán le dijo que estaba durmiendo, y éste le respondió que estaba dormido. (Algo parecido a lo que se cuenta de Antonio de los Ríos Rosas, aunque cambiando el verbo “joder” por “beber”, en una sesión del Congreso en 1863). Curiosamente, la aclaración de Cela no se recogió en el Diario de Sesiones. Hay sabios iletrados y necios con título académico. Se cuenta que, en cierta ocasión, José Ortega tuvo un pequeño desencuentro dialéctico con Salvador de Madariaga.  Alguien defendió a Madariaga aludiendo al hecho de que hablaba cinco idiomas. La respuesta de Ortega fue corta, pero contundente: “Eso solo quiere decir que don Salvador es tonto en cinco idiomas”.

 

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