viernes, 20 de diciembre de 2024

El recuadro vacío

 

 


Tal día como hoy, hace un año, nos quedamos los lectores sin poder seguir leyendo “El Recuadro” de Antonio Burgos en ABC de Sevilla. Se marchó para el otro barrio sin hacer ruido, como el que camina en zapatillas por un pasillo de sanatorio, y nos dejó un almacén repleto de artículos de corte costumbrista de esos que se leen y se releen sin cansancio. Yo le leía todos los días y siempre aprendí algo. Hoy lo recuerda Manuel López Sampalo en La Razón. Dice: “Conozco sevillanos, y son unos cuantos, que no empezaban el día hasta que leían el artículo de Antonio Burgos en el ABC de Sevilla. Pedían en la barra de chapa del bar el cortaíto, el mollete de Utrera y el recuadro de don Antonio, que daba la hora exacta de la ciudad de María Santísima. Una columna en un periódico manoseado de tabernilla a la que no le podía faltar el goterón de aceite de Estepa o de Baena subrayando la idea-fuerza del mismo”. Y Burgos, en su prólogo a modo de pregón en el libro de José Antonio Garmendia “La taberna de El Traga” (memoria cervantina del barrio de El Arenal), aprovechó para conducir al lector por una galería de sitios y personajes cervantinos que todavía quedaban sueltos por el barrio, como El Brillantina, “que se murió en inglés y que quería pedirle un taxi a doña Carmen Polo de Franco para que no volviera andando al Alcázar por la calle san Fernando”; Eduardo Balbontín, “que al contemplar el mar dijo: ‘Ojú la que ha tenío que caer esta noche…’; Beni Garret, “el vocalista que solo cantó en público el día que hizo el examen para sacar el carné de artista del Sindicato”, El Cojito Peroche, El Beni… López Sampalo señala en su artículo de hoy que “Antonio Burgos fue una prórroga de casi 24 años en los que el siglo XXI nos permitió, no sin cobrárselo, seguir viviendo en el siglo XX”. Sí, seguro que sí.

 

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