martes, 10 de diciembre de 2024

Un exiguo préstamo

 

 

Ahora no recuerdo donde leí algo que me hizo pensar. Iba sobre una mujer rubia dueña de un “Rolls Royce” y la ciudad de Nueva York. Según parece, una mujer muy agraciada, rubia y de ojos verdes, entró en una sucursal de un banco de Nueva York dispuesta a pedir un crédito de 5.000 dólares para poder viajar a Florencia durante dos semanas. Pero el director del banco le exigió un aval que garantizase el préstamo. Esa señora, con gran aplomo, dejó sobre su mesa de despacho las llaves de un flamante  “Rolls Royce” de color negro valorado en 45.000 dólares que había aparcado en la puerta. El director aceptó la garantía y ordenó a un empleado que trasladase el vehículo hasta un aparcamiento subterráneo que tenía el banco. Dos semanas más tarde la señora regresó de Florencia y se dirigió a esa sucursal bancaria dispuesta a saldar el préstamo, al que tuvo que añadir 45 dólares en concepto de intereses. El director se quedó sorprendido. No entendía cómo alguien con tanto poder adquisitivo había pedido tan exiguo préstamo. La señora, sonriente, se limitó a responderle: “Es fácil de entender. ¿Podría usted decirme en qué lugar de Nueva York hubiese podido aparcar mi coche durante dos semanas por 45 dólares?”. El director, estupefacto y sin saber qué responder, se rascó el colodrillo y se le movió el peluquín. Quizás lo que el lector no entienda es cómo una persona con tanto dinero no dispusiera de su propio garaje. Posiblemente no tuviese en Nueva York su lugar de residencia. Pero eso ya es hablar por no callar.

 

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