Lo que en Aragón se conoce como laminero (persona a la que le gustan los dulces), en La Rioja se adjetiva como lambión y en León como lambrión. Viene a cuento con un singular personaje que durante la Semana Santa de Ponferrada, al que allí conocen como Lambrión Chupacandiles, recorre a golpe de campanilla las calles de la capital del Bierzo custodiando el paso de los viandantes desde el casco antiguo hasta la plaza donde se encuentra la iglesia de San Andrés, Justo en esa plaza existe desde hace un año una escultura en bronce de ese singular nazareno realizada por Tomás Bañuelos. De la misma manera, es costumbre arraigada tomar durante esas fechas tanto en casas como en bares la limonada elaborada con vino de variedad mencía, al que se añade azúcar, naranjas, zumo de limones, melocotones, peras, higos, uvas pasas, canela, orejones, castañas… Lo cierto es que limonadas caseras hay tantas como elaboradores. Cada familia ponferradina tiene su particular receta y su toque especial que suele guardar en secreto y que elaboran con varios días de anticipación. Las rondas de amigos por los bares para tomar limonada se conoce como “ir a matar judíos”. Se cuenta a modo de chascarrillo y sin ninguna base histórica que cuando Fernando II de Aragón firmó el decreto de expulsión de los judíos el 31 de marzo de 1492 mediante el Edicto de Granada utilizó la frase: ‘limonada que trasiego, judío que pulverizo’. Lo único cierto, lo más triste, es que todavía hoy la Península Ibérica (‘Sefard’ en hebreo) es sinónimo de nostalgia para la comunidad sefardí. En algunas zonas de Bulgaria todavía se habla el ladino, idioma procedente del castellano medieval. A pesar del paso de los siglos, algunos sefarditas todavía siguen conservando de padres a hijos la llave de la casa que un día poseyeron en Toledo o en otros lugares. Hoy es Viernes de Dolores y día de abstinencia. También en Zamora cepilla su ropón y limpia los cencerros Brandales, otro personaje que tiene como misión abrir procesiones.Y en León, también, se traza el recorrido del ‘Entierro de Genarín’, en recuerdo de Genaro Blanco, aquel hombre de mil oficios amante del orujo y los burdeles, atropellado al pie de un cubo de la Muralla en madrugada de Jueves Santo de 1929 por “La Bonifacia”, el primer camión de basura que hubo en esa ciudad. La prensa señaló que “en el lugar de los hechos se personaron el párroco de Santa Marina la Real, Anastasio Fernández, y el juez de instrucción en funciones, Dionisio Hurtado. Mientras el primero administraba al difunto la absolución y la extremaunción sub conditione, el segundo ordenaba el levantamiento del cuerpo y realizaba las pesquisas necesarias para aclarar lo sucedido”. En las horas previas a esa procesión laica es tradición, desde 1930, que los hermanos de la “Cofradía de Nuestro Padre Genarín”, se reúnan para degustar bacalao, sopas de ajo, una naranja de postre y barra libre para copas de orujo. Muchos de sus incondicionales devotos afirman que hechos extraordinarios sucedieron en su nombre tras su muerte.
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